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Reportaje:

La moda de los juguetes feos

Diseñadores valencianos aportan ideas a la industria juguetera sin romper con la tradición

Los diseñadores de juguetes que en la actualidad trabajan en Valencia para industriales del triángulo alicantino, formado por las poblaciones de Onil, Ib¡ y Castalla, no rompen drásticamente con la mentalidad de que el juguete sea una copia de los objetos cotidianos.Entre otras razones, porque ofrecen sus proyectos a unas empresas que buscan la aceptación comercial de su catálogo. En cualquier caso, también están incorporando buena dosis de innovación estética, factible de resolver técnicamente con la maquinaria nacional., en la que predominan el gusto por la fantasía, la fealdad, la frialdad del espacio y de la informática y el reforzamiento del individuo.

La estética naturalista, que intenta reflejar fielmente la realidad, provocó tiempo atrás la aceptación de muñecas, camiones y juguetes bélicos, objetos todos ellos que inician el aprendizaje de pautas sociales en la reflexión infantil. La muñeca es uno de los juguetes que están resistiendo sin traumas las innovaciones marcadas por el mercado norteamericano. Gema Graullera, que elabora en su estudio de Valencia modelos para industriales de Ib¡, destaca el actual abandono del muñeco-bebé, suplantado por el repollo feo e incluso ¡deforme. "Ha pasado el tiempo del muñeco que, entre otras cosas, hacía cochinadas, para dejar paso a la muñeca de fantasía, imaginativa, con cabeza desproporcionada, el cuerpo muy pequeño y las piernas muy largas, de ojos ensoñadores y con estrellitas en la cara. Ahora se pretende que la muñeca sea un instrumento de juego y diversión, en vez de motivo de alienación infántil".

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Esta transformación afecta también al tamaño. "Se ha reducido el tamaño exagerado, a una media de 45 centímetros de altura, para que sea más manejable por los pequeños", asegura Gema. Discrepa de los que opinan que la muñeca repollo haya potenciado el gusto individualista por tener un juguete singular. "No es verdad que cada muñeca sea distinta, porque la gama es de cuatro caras distintas y. veinte trajes diferentes. La diversidad estriba en que la tuya se llama Amparito y la del vecino Paula. Tampoco el hecho de que la casa comercial te felicite cuando la muñeca cumple el aniversario de su adquisición es suficiente. Yo creo que fue un acierto lanzarla al mercado, aunque reconozco que todo esto ha favorecido el compromiso del pequeño para tratar bien a la muñeca".

Copia o transformación imaginativa, igual da, el juguete en manos de los chavales siempre actúa como escuela de estética. "El pequeño empieza a jugar con unas formas y unas texturas de material", afirma Daniel Nebot, del colectivo de diseñadores industriales La Nave, de Valencia. "Es como una escuela de estética en la que tienen un papel especial los padres, porque son los compradores y eligen el producto. A veces nos planteamos el diseño con una estética de supervanguardia, porque el juguete va dirigido para los nanos, que no tienen una idea previa de lo que está o no está aceptado. Pero recortamos nuestra pretensión al pensar en los padres, que en general todavía no se atreven a hacer uso de esa estética".

El desafío tecnológico

De todos modos, los mayores actúan con menor intransigencia si el nuevo diseño se refiere al juguete electrónico, incorporado por el desafío tecnológico de la informática, ya que oponerse supone cortar a los chavales la posibilidad de integrarse a un futuro científico que en determinados círculos sociales ya es un presente cotidiano. "Los padres saben que el futuro está en la informática", expresa Nacho Lavernia, del mismo colectivo, "y el niño que no lo asuma se quedará fuera del progreso. El padre habitualmente no lo entiende, o lo comprende menos que los pequeflos, pero lo acepta pensando que está en juego el futuro del niño". El campo de la microelectrónica adaptada al juguete, donde se desarrollan estas tensiones entre mayores y pequeños, produce escasa inquietud entre los diseñadores valencianos, que reconocen el colonialismo japonés con todas sus consecuencias en este capítulo del catálogo de producción.

El dilema se lo plantean con otros objetos más prosaicos. Es el caso del teléfono diseñado por La Nave para deleite de chavales. "Los nanos actúan por imitación de los mayore?, afirma Eduardo Albors. "Buscan que el teléfono sea como el de papá, que tenga teclas y sea redondo, porque los teléfonos cuadrados están menos difundidos en nuestra sociedad. Nuestro trabajo evita una ruptura total con esta referencia real, pero intentamos que no sea el teléfono de papá y que nuestro teléfono cumpla su función de poder hablar y marcar el número deseado".

Juguete educativo

El juguete educativo permite gozar a sus creadores, porque el diseñador tiene libertad para establecer en el punto de partida las funciones que debe realizar y los pasos a dar por el pequeño, para llegar al final de la propuesta lúdica. Su difusión coincidió con la reivindicación ecológica de la madera como material de uso cotidiano, más cercano a la naturaleza que el plástico y la chapa metálica. "En realidad, juguete educativo es todo", según Lavernia. "Cualquier cosa puede satisfacer el ansia de jugar. Hasta un saco de arena se ha popularizado en el Reino Unido como juguete. Con tal que satisfaga y forme, cumple un papel educativo".

La madera estuvo en el origen del primer juguete inventado en Denia (Alicante). Luego la firma Payá, oriunda de Ib¡, comenzó a producir con chapa metálica a principios de siglo. Se estrenó con una tartana y posteriormente el catálogo se amplió a figuras que reproducían deportistas, soldados, estudiantes, animales. Pero la seguridad del pequeño usuario obligó a revestir con plástico la chapa para que no se hiciera daño. Pese a su escaso atractivo ecológico, los diseñadores entienden que el plástico, por su versatilidad y diversidad de texturas, sigue siendo el soporte principal del juguete nacional.

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