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El oído interno, posible clave de la dislexia

El oído interno, donde residen el equilibrio y la coordinación, puede ser la clave para entender la dislexia, así como cierto número de fobias, según un investigador estadounidense. La dislexia es una disfunción que tradicionalmente se creía que se encontraba localizada en una parte del cerebro y que se caracterizaba por dificultades en la lectura y el aprendizaje.

Harold Levinson, catedrático de psiquiatría del Centro Médico de la universidad de Nueva York y director del Centro de Tratamiento Médico de la Dislexia, en Long Island, ha redefinido, sin embargo, el problema. Para él, la dislexia es parte de un síndrome causado por problemas en el oído interno cuyos síntomas afectan a más de una docena de áreas, entre las que se encuentran la lectura, la escritura, la ortografía, las matemáticas, el lenguaje, la concentración, el nivel de actividad, el equilibrio y la coordinación, además de diversas fobias.

Afirma que ha utilizado drogas para tratar a más de 10.000 pacientes con disfunciones del oído interno y ha logrado una mejora del 75% al 80% en los casos de dislexia. Mientras que hasta un 20% de la población mundial puede tener dislexia en diversos grados, afirma, muchas más personas sufren de dislexia mixta, que abarca desde los niños hiperactivos a los adultos que tienen miedo de la altura.

Entre éstos están las personas que son impuntuales porque no tienen sentido del paso del tiempo, aquellas cuya falta de concentración les impide practicar deportes y las personas que tienen dificultades para trasladarse de un sitio a otro y las que no saben distinguir la derecha de la izquierda.

Causa de determinadas fobias

Levinson señala que trató a una mujer que creía que tenía miedo a los perros, y en realidad lo que sucedía es que tenía miedo de que su perro,jugando, la tirara, porque su sentido del equilibrio estaba alterado. Esta misma razón es la causa del vértigo causado por la altura.Levinson, que empezó sus investigaciones sobre la dislexia hace 20 años y está considerado como uno de los más importantes especialistas en el tema, ha señalado que "antes de mis investigaciones se creía que la dislexia era una disfunción severa de la habilidad de leer, caracterizada porque las letras aparecían invertidas (la derecha, a la izquierda, y viceversa). No se reconocía que podía tener múltiples manifestaciones".

"Puedes tener un problema sólo leve con la lectura, e incluso no tener problema alguno, y sin embargo ser disléxico", añadió. El oído interno actúa como centro de diagnóstico, desde donde se dirigen los ojos para seguir lo que se esté mirando. "Cuando hablo del oído interno estoy hablando también del cerebelo, que es en realidad un gigantesco ordenador que organiza todas las señales de salida y de entrada. El oído interno actúa de antena de éste".

Levinson señala que empezó a tratar a sus pacientes con drogas contra el mareo y posteriormente ha pasado a una amplia variedad de medicamentos, entre ellos vitaminas y anfetaminas. "No curan la enfermedad, pero ayudan a compensarla. Los pacientes deben tomar los medicamentos entre uno y cuatro años, y luego pueden dejar de tomarlos. Es como si el cuerpo aprendiera a adaptarse, aunque nadie sabe la razón".

Las teorías de Levinson no han sido aceptadas por completo en los círculos científicos y educativos. "Algunos las aceptan fervorosamente; sin embargo, todos los aspectos individuales de mi investigación han sido corroborados".

Una de las críticas se refiere a que sus investigaciones se han realizado sin comparación con un grupo de control -pacientes tratados con falsos medicamentos o placebo, para ver si de verdad los medicamentos actúan sobre los pacientes-. Levinson señala que esto no es necesario en su caso, puesto que dispone de resultados clínicos.

Una paciente suya, Sue Stafford, con un amplio historial de retraso escolar, afirma que notó una gran mejoría a los pocos días de empezar el tratamiento. "La página impresa que estaba leyendo parecía mucho más clara, mi escritura mejoró y también la percepción".

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