Segundo monarca galardonado

El rector de la universidad Complutense de Madrid, Amador Schüller, resaltó ayer ante don Juan Carlos que, con el correr de los años, las guías de la Universidad continuarán recogiendo los nombres de sus doctores de honor, pero dos reyes de España aparecerán siempre inscritos, para "honra de todos". Se refería el rector a don Juan Carlos, investido ayer, y a su abuelo Alfonso XIII, que recibió el galardón de doctor y rector honoris causa en 1927.La iniciativa partió de la facultad de Filosofía y Letras de la universidad de Madrid para "sellar las pruebas constantes de su amor a la Universidad española", en cuanto al título de doctor, y en el de rector, "porque es, al fin, cargo de gobierno, y por ello, implícito virtualmente en la plenitud de la autoridad de rey". En el acta de la sesión donde se decidió distinguir a Alfonso XIII consta que el Rey "ha demostrado sentir el ideal trascendente de la institución y ha visto, con clarividencia por ninguno de nosotros superada, la necesidad inaplazable para España de la organización adecuada del trabajo científico".

El rey Alfonso XIII donó los terrenos de la Moncloa donde hoy se encuentran las facultades de la universidad Complutense de Madrid.

En otro orden de cosas, el rector Amadeo Schüller hizo ayer referencia a los problemas de la Universidad española, cuestión que no eludió don Juan Carlos. "Hagamos todo el esfuerzo necesario", dijo el Rey, "para que España cuente con una Universidad digna de su historia, en la que vuelvan a florecer las grandes propuestas de vida y de convivencia que nos consagraron como un pueblo de vanguardia ( ... ). Con esta anchura de ánimo, no tengamos miedo a enfrentarnos con la compleja situación que llamamos el problema de la Universidad. Porque este problema, que sin duda crea fuertes tensiones y que desafía nuestra convivencia, tiene solución si sabemos entender y propiciar el papel decisivo de nuestra Universidad. Concretemos en este objetivo el tesón del Estado y la iniciativa privada, la colaboración de los individuos y de las entidades, lo mejor de nuestro potencial social ( ...). La Universidad no puede ver que, de año en año, los ideales de los profesores y los estudiantes se van agostando cada vez más, hasta convertirse en frustración, renuncia y resentimiento".