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Tribuna:La muerte del autor de 'La destrucción o el amor'
Tribuna
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Consumación del sufrimiento

Si el destino vital de Vicente Aleixandre estuvo jalonado de sufrimientos físicos, de enfermedades que él supo asumir con entereza y dignidad, enfrentándose al rostro del dolor sin la protesta del romántico, no nos extraña que haya asumido y vivido su muerte con el mismo estoicismo.Cuando le vi por última vez en la clínica adonde fue llevado, su rostro, sin sangre, parecía tallado en piedra blanca, pero sin un gesto de dolor. La muerte parecía habitarle ya con la serenidad de quien la esperaba y la conocía. En mis charlas con el poeta en su casa de Velintonia no faltaban, sobre todo en sus últimos años, el tema del sufrimiento y el de la muerte. "Cuando el hombre está abrumado por el dolor", me decía, "se identifica con éste. Él es su dolor, y fuera de su dolor no hay nada. Uno acaba convirtiéndose en un puñado de dolor. Yo he llegado a alcanzar un territorio de dolor en el que éste reina todopoderoso y al que resignadamente me someto". En cuanto a la muerte, una de sus obsesiones era no sobrevivir a su hermana Conchita, morir antes él, como así ha ocurrido. "No temo a la muerte", solía decirme, "pero tampoco la deseo. Quizá por mis muchas enfermedades, el deseo de vivir ha llegado a ser en mí una pasión".

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La fuerza del ejemplo

Como en todo gran poeta, el tema de la muerte cruza toda su poesía, y es en su libro Poemas de la consumación, uno de los que más prefería entre los suyos, donde la muerte está contemplada con serenidad y asumida con plena consciencia del inevitable acabamiento final de una vida, desde una visión antirromántica. "La dignidad del hombre está en su muerte", nos dice el poeta en el poema El límite. Y en Los muertos, que lleva al frente un verso del Dante, Ma guarda e passa, medita sobre esa dignidad de la verdad que es la muerte. Y no falta la visión de la muerte como paz, como sueño final del hombre, en los versos del poema Por fin. ¿Qué ha sido para Aleixandre la poesía? Siempre insistió en que el poeta no escribe para sí mismo, sino para los demás hombres, y al dirigirse a esos posibles lectores lo hace como un modo de expresar su solidaridad con ellos. "En esta época del mundo", ha escrito, "el Poeta significa una voz, una expresión de solidaridad humana. Y éste es su más profundo e inmediato mensaje que da a los hombres en este momento crucial de la humanidad". La comunicación ha sido siempre palabra clave en su poesía y en su vida.

Siempre con la juventud

Habría que recordar la increíble generosidad y comprensión que ha mostrado siempre con la juventud. Muchos miles de horas en su vida los gastó en escuchar a los poetas jóvenes que peregrinaban a Velintonia, 3, para ver al maestro y al amigo, para escucharle y leerle sus poemas. Y siempre supo estimularles, acompañarles con su palabra y su consejo, con su generosa comprensión. Esa generosidad llegaba incluso no sólo a leer o escuchar los poemas de aquellos jóvenes, sino a dedicar un tiempo a ordenar y seleccionar los originales de libros inéditos que aquellos poetas le llevaban. Lo que explica el entusiasmo y el fervor que sucesivas generaciones de jóvenes han sentido por su persona y su poesía.

Como en pocos poetas, su personalidad humana estaba a la altura de su poesía. En cuanto a ésta, lo admirable de Aleixandre es que ha poseído el secreto de renovarse, de enriquecer su obra y hacer que evolucione con la historia de su tiempo y de su país, pero permaneciendo siempre fiel a su espíritu y a su palabra. Como he seguido año tras año su tarea de poeta, por deber de crítico y pasión de lector, mi sorpresa y admiración han sido constantes al contemplar a un Aleixandre superándose en cada libro, ensanchando el ámbito y la materia de su poesía, pasando del irracionalismo de sus primeros libros al paraíso del amor, de la historia del corazón a la materia más humilde, de la pasión subjetiva a la solidaridad con los demás. Sus últimos libros, Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento, representan la culminación de su obra, una contemplación meditativa de la existencia desde la altitud de la edad. Aunque no sean libros elegiacos, pues Aleixandre asumió en ellos la realidad de esa etapa última de hombre cercana ya a la muerte, que ahora le llega. La poesía española está de luto.

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