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El diálogo Este-Oeste dominará mañana la reunión del Comité de Planes de la OTAN

Andrés Ortega

Las expectativas ante la reanudación del diálogo Este-Oeste sobre el control de armamentos y los problemas económicos suscitados por los gastos en el sector de la defensa dominarán la sesión ministerial de otoño del Comité de Planes de Defensa (CPD) de la OTAN que se abre mañana en Bruselas -con la asistencia del ministro español Narcís Serra-, precedida hoy por los habituales debates del Eurogrupo. En realidad, lo que está detrás de estos debates es la dirección que tomará la política militar de Estados Unidos en el futuro.

El secretario de Defensa norteamericano, Caspar Weinberger, informará a los aliados presentes -sumamente expectantes- en el CPD (todos menos Francia) sobre las intenciones de EE UU de cara al encuentro entre el secretario del Departamento de Estado, George Shultz, y el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, el 7 y 8 de enero en Ginebra, para conversaciones paraguas -es decir, "conversaciones sobre conversaciones"- sobre las armas nucleares y sobre armas espaciales. Este será también el tema central de la reunión ministerial del 14 y 15 de diciembre del Consejo Atlántico, del que puede salir un comunicado final significativo en el que se señale lo falso que es un equilibrio militar carente de un equilibrio político en materia de armamentos.En esa ocasión, inaugurando un nuevo estilo, el secretario general de la OTAN, Lord Carrington, hará un informe personal sobre las relaciones Este-Oeste. Carrington ha viajado dos veces a EE UU desde que ocupara su actual cargo en junio, lo que demuestra su preocupación por el mal estado de las relaciones transatlánticas.

Satisfacción europea

Los aliados están satisfechos de que haya un intento de volver a la mesa de negociaciones entre EE UU y la URSS, si bien a esta alturas dudan sobre la capacidad del control de unos armamentos cada vez más complejos y conceptualmente difíciles de diferenciar. Los europeos -y muy especialmente la República Federal de Alemania- desean además participar en la gestión de las relaciones Este-Oeste, en una Europa dividida.A pesar del clima de frialdad, se estima en la OTAN, en los últimos meses la URSS no ha tenido interés en provocar una crisis, y ya no pone como condición previa el desmantelamiento de los euromisiles norteamericanos. Existen dudas, sin embargo, sobre el primus inter pares, que por el momento no es Chernenko. Por parte soviética, un acuerdo requiere un clima político adecuado y una estructura" dice un dimplomático atlántico, "pero sobre todo una relación estable, pues de otro modo no se firmará nada". Y si los aliados ponen en duda la situación por el hecho de que en la actualidad en la URSS no hay un interlocutor válido -un primus inter pares-, también se preguntan cuál es el marco mental de EE UU en estos asuntos militares.

Por otra parte, la falacia de que los euromisiles se desplegaron simplemente para contrarrestar a los SS-20 soviéticos es reconocida ahora casi abiertamente en algunos medios de la OTAN.

En el terreno convencional, el CPD aprobará, al fin, un plan sexenal de infraestructuras -proyectos en común de la OTAN sobre refugios para la aviación táctica, nuevos aeródromos y otras materias-, tras el acuerdo alcanzado entre los dos principales contribuyentes, la RFA y EE UU. El plan equivale a un presupuesto de 7.920 millones de dólares (más de 1,28 billones de pesetas). Es menos de la mitad de lo que pedían los jefes militares, y esta cifra representa un 1% de los gastos de defensa de los países miembros. España no participa en este plan de gastos, "aunque sería un tren que fácilmente se podría coger en marcha si así se decidiera", se dice en la OTAN.

Reparto de gastos

La fracasada enmienda Nunn-Rotth en el Congreso norteamericano, que preveía la reducción de tropas estadounidenses en Europa occidental si ésta no aumentaba su contribucion a su propia defensa, ha causado enormes efectos, y el "reparto de las cargas" entre EE UU y sus aliados vuelve a ser el tema candente de la OTAN. Sólo siete países europeos han cumplido en los últimos años el compromiso de aumentar sus gastos de defensa en un 3% real."Todos estos problemas se pueden resolver, pero, más allá del horizonte del reparto de las cargas", señala un diplomático europeo de gran peso en la OTAN, "está la cuestión de la dirección en el futuro de la política de defensa norteamericana en sus tres grandes ejes: los medios estratégico-nucleares, sus gastos en la defensa de Europa y sus posibilidades de reacción e intervención ante situaciones de crisis en el mundo".

"Con recursos limitados", añade, "EE UU se va a ver obligado a redistribuir sus gastos de defensa y, dada la necesidad de mantener su nivel estratégico, se concentrará en las intervenciones fuera de Europa", por lo que pedirá a los aliados un mayor esfuerzo en el terreno convencional.

De hecho, la cuestión de las acciones fuera de la zona cubierta por el Tratado de Washington será también debatida en estas reuniones, con tres conclusiones básicas: las consultas no son obligatorias ("Granada frente a Malvinas"), los que puedan contribuirán y los aliados, individualmente, podrán ofrecer facilidades de apoyo a los otros aliados implicados en estas operaciones. (A este respecto cabe recordar el hincapié que hizo Serra seis meses atrás en la contribución a la Alianza que suponía el acuerdo entre España y EE UU).

En cuanto a las compensaciones en cuestión de tropas y material que deben aportar los europeos en Europa en caso de intervenciones norteamericanas fuera de zona -una nueva fórmula del "reparto de cargas"-, según fuentes atlánticas, pronto va a entrar a formar parte de los objetivos formales de fuerzas de la OTAN.

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