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El Gobierno acuerda con las multinacionales limitar las importaciones de maíz a 700.000 toneladas hasta febrero

Andreu Missé

Representantes de la Administración y de las compañías multinacionales (Sesostris, Cindasa, Noga, Interceres y Transáfrica) acordaron el pasado miércoles limitar todas las importaciones de cereales, hasta finales de febrero, a 700.000 toneladas de maíz americano, y anular las posibles compras de sorgo y cebada durante este período. La Administración, por su parte, decidió levantar la prohibición de licencias de importación adoptada el pasado día 22 por la Comisión Delegada del Gobierno.

La anulación de licencias de importación de cereales durante la semana pasada ha merecido distintas interpretaciones según los sectores implicados. Para el presidente del Fondo de Regulación de Precios y Productos Agrarios (FORPPA), Julián Arévalo, la cancelación de importaciones ha sido "una medida cautelar y profiláctica para evitar un mal peor". "Se trata, añadió, "de una medida temporal para llegar a un acuerdo racionalizador de las importaciones". Por otra parte, Arévalo señaló que "no podíamos arriesgarnos a que se nos invadiera con productos de importación en el momento de nuestra recolección de maíz".El presiente del FORPPA precisó que el mantenimiento de los precios del maíz perseguía incrementar la producción nacional de este cereal para que pasase de representar del 20%-25% al 30%-35% del consumo total. En la misma línea de ordenación del sector situó la política de Ministerio encaminada cada vez más a sustituir el maíz por la cebada.

Julián Arévalo ha mostrado su satisfacción por la capacidad de adaptación demostrada por los agricultores ante una cosecha tan abundante que ha coincidido con la liberalización del mercado. En este sentido, señaló que "la regulación del mercado de cereales costará este año unos 50.000 millones de pesetas, es decir, una tercera parte de lo que hubiera costado si se hubieran empleado los criterios de hace tres años".

En la decisión del Gobierno puede haber influido la alarma que ha causado en algunas organizaciones agrarias la caída de los precios pagados a los agricultores, experimentada en el último mes. El descenso de los precios ha sido significativo a lo largo del mes. A principios de noviembre, los agricultores andaluces y extremeños lograron hasta 27 pesetas el kilo. Posteriormente, con el inicio de la recolección en Toledo y Aragón los precios se han ido reduciendo hasta llegar a las 24 pesetas actuales en Albacete y a 26,75 en Lérida. Paralelamente, los precios del maíz de importación registrados en su principal mercado, la lonja de Barcelona, experimentaron también una baja significativa, pasando de las 31 pesetas kilo en agosto y septiembre, 27-28 pesetas/kilo en octubre hasta llegar a las 26 a mediados de noviembre. En la última semana, tras la cancelación de las importaciones, volvió a subir una peseta.

Baja de precios en Chicago

En algunos medios se interpretó esta baja de las cotizaciones como una posible maniobra especulativa de las importadoras que intentaban abaratar los precios para iniciar la compra de la cosecha española en las mejores condiciones posibles. Sin embargo, fuentes próximas a estas empresas han señalado que la caída de los precios de importación ha sido una consecuencia lógica de la rebaja de los precios en el mercado de futuros de Chicago, que ha pasado de 351 centavos de dólar el bushel (25,4 kilos) en mayo pasado a los 267 centavos de dólar el bushel actuales. Es decir, en la citado período y teniendo en cuenta las primas adicionales, el precio del maíz internacional ha descendido entre cuatro y cinco pesetas el kilo. Los importadores han insistido en que los precios del mercado interior nunca han sido inferiores al precio de garantía.Las mismas fuentes destacaron la reducción de importaciones registradas en 1984 frente a 1983 motivadas principalmente por la cosecha excepcional producida en España. Así, según datos del SENPA, las toneladas importadas hasta el 28 de octubre de 1984 fueron las siguientes: maíz, 1.840.176; sorgo, 751.385; y cebada, 169.977. En el mismo período del año anterior, las importaciones respectivas de esos cereales fueron de 3.119.464, 169,283 y 1.434.230.

La caída de los precios internacionales se ha debido principalmente a la entrada en el mercado de la producción de la nueva cosecha que, al parecer, se presenta muy abundante en contraste con el año anterior, que por la autolimitación en la siembra por el plan PIK y la sequía, fue inferior en un 40% a las previsiones.

Expertos en el comercio del sector han señalado que el verdadero problema del año estaba en la cebada y no en el maíz. La producción de cebada ha ascendido este año a 10.695.000 toneladas, lo que significa un aumento del 63% sobre 1983. El temor a excesivos excedentes de cebada preocupó seriamente a la Administración, que intentó una solución a través de la exportación; pero ésto no fue posible a causa del excesivo coste de la operación. Sin embargo, consideran que al final de la campaña no habrá excedentes.

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