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Sandinistas armados con palos impiden nuevamente que el opositor Arturo Cruz se reúna con sus seguidores

La actuación aparentemente incontrolada de estos grupos contradice la voluntad política expresada por el Gobierno para que Cruz pueda entrar en la carrera electoral. - Justamente hoy el Consejo Supremo debe pronunciarse acerca de la petición formulada por la asamblea de partidos, a propuesta del Frente Sandinista, para que se amplíe el período de inscripción de candidatos hasta el 30 de septiembre.

Negociaciones secretas

Esta iniciativa no tiene otro sentido que permitir la candidatura de Cruz. El partido gubernamental sostiene con este propósito negociaciones secretas que han sido aireadas por el diario La Prensa, afín a la coordinadora sandinista. El Gobierno nicaragüense pretende con ello conseguir un amplio reconocimiento internacional de estos comicios, ante los cuales existen todavía muchas reservas por parte de los Gobiernos democráticos de América Latina.

El presidente colombiano, Belisario Betancur, está desempeñando un importante papel de mediación entre los sandinistas y Arturo Cruz para abrir el espacio electoral.

Se ha sabido que mientras Arturo Cruz era asediado por las turbas en León, se comunicó directamente con el presidente colombiano para hacerle ver la imposibilidad de dirigirse a sus seguidores ante el acoso de los sandinistas armados de palos y machetes. La escena se repitió el sábado en Masaya. En ambos casos el político tuvo que ser protegido por la policía.

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Condiciones

Cruz ha presentado básicamente cuatro condiciones para incorporarse al proceso electoral: un mayor acceso a los medios de comunicación del Estado y, concretamente, a la televisión, garantía de una total libertad de expresión, ejercicio pleno del derecho de reunión y la instalación de urnas en lugares neutrales, donde el elector no pueda ser presionado por el aparato estatal. Con esto último se pretende evitar, sobre todo, que los cuarteles se conviertan en centro de votación, idea que ha sido manejada en algunos momentos por motivos de seguridad.

El comandante Humberto Ortega, aseguró la semana pasada en México que el Gobierno estaba dispuesto a conceder todas estas peticiones.

Pero Arturo Cruz entiende que mientras el Frente Sandinista no logre controlar a sus propios militantes, no está asegurado el derecho de reunión, como lo demuestran los sucesos ocurridos en los últimos días en León y Masaya.

Los dirigentes opositores se preguntan por qué un partido como el sandinista, que en momentos políticos importantes ha demostrado una notable capacidad para manejar a sus propias masas con sentido unitario, se revela de pronto impotente para controlar a estos grupos de choque.

Hay quien habla cada vez más abiertamente de posiciones electorales enfrentadas dentro de los cuadros del partido gobernante, de forma que las instrucciones de la dirección no descienden con fluidez a las bases.

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