El enigma del 'giraldillo'
A. R.Hasta que se emprendieron las recientes obras de restauración de la Giralda nadie había fotografiado de cerca la estatua que remata el monumento, el giraldillo, como es conocido en la calle. Todo lo que se sabía era que se trataba de una representación del Coloso de la Fe Vencedora. Desde abajo se puede percibir, con muy buena vista, una vaga figura femenina, con una especie de gran bandera o escudo en una mano, que hace de veleta, y una palma en la otra.
Se la suponía inspirada en un grabado de Palas, de Raimondi, tomado de un original de Julio Romano o de Perino del Vaga. El nombre de Giralda aparece por primera vez en el Quijote, en boca del Caballero del Bosque, que cuenta al ingenioso hidalgo cómo para ganarse la voluntad de la sin par Casildea de Vandalia subió a la torre a desafiar a "aquella famosa giganta de Sevilla, llamada La Giralda". El nombre fue otorgado a la estatua antes que a la torre, y se suponía procedente del término italiano girandola, aplicable al algo que gira. Luego, la estatuta cedió su nombre a la torre y de ésta le fue devuelto como giraldillo. De hecho, hasta que fue retratada de cerca y reproducida para ser expuesta abajo, pocos sevillanos sabían que se trataba de una figura femenina.
Sorpresa
La contemplación de cerca de la estatua ha dado lugar a la sorpresa. La estatua no sugiere la Fe Vencedora, sino que resulta ser una mujer sensual, con poca ropa que el viento pega a su cuerpo y marca nítidamente sus llamativas formas. Su aspecto hace pensar en alguna exitosa cortesana de aquellos años en que Sevilla era la capital económica y cultural del mayor Imperio del mundo. Coincide esto con la recuperación de un romancillo de aquellos años: "Soy hermosa y agraciada / tengo gracias más de mil / llámanme Gira Giralda / hija de Giraldo Gil". ¿Fue una humorada de Hernán Núñez y su equipo el de instalar, allí, en lo alto de la torre más hermosa del imperio, a alguna celebrada e incitante belleza de la época? Es la posibilidad que más acepta, tras estudiar de cerca el asunto, Alfonso Jiménez, que durante el período de restauración de la torre se ha sumergido en el sentir de la época y en la interpretación del carácter de su autor.
Babelia
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