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Reportaje:El 'revanchismo alemán' y los países socialistas

La sucesión en el Kremlin bloquea a la Europa del Este

Moscú evoca el peligro de que se rompan los acuerdos de Yalta para que sus aliados cierren filas en estas horas críticas

Ante la tensa situación internacional, con el estacionamiento de los euromisiles nucleares en la República Federal de Alemania y las declaraciones del presidente norteamericano, Ronald. Reagan, que ponen en tela de juicio los acuerdos de Yalta, la Unión Soviética trata de cerrar filas en el frente socialista, mientrás en el interior del Kremlin está abierta la lucha por el poder.Los kremlinólogos atraviesan una fase de buena coyuntura. En las redacciones de periódicos y emisoras de televisión de muchos países occidentales se busca la opinión de esta especie de astrólogos del Kremlin, capaces de interpretar una foto publicada en Pravda o de leer con precisión rabínica entre líneas un artículo de Sowietskaya Rosiya. Esté periódico soviético reprodujo, el pasado 2 de septiembre, en primera página, las declaraciones de Chernenko a Pravda, al lado de un artículo sobre la madre de Lenin con la frase "a su edad, cualquier enfermedad puede sorprender a uno". La madre de Lenin murió a los 73 años, la misma edad que Chernenko cumplirá el próximo día 24. Los expertos creen advertir en estas líneas una advertencia sobre el estado de salud del dirigente soviético.

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Moscú y sus aliados

Hace unos días falleció, durante su estancia en la República Democrática Alemana, el viceprimer ministro de la Unión Soviética, Leonid Kostendov, y su entierro, en el muro del Krernlin, sirvió para congregar a todo el Politburó del PCUS presente en Moscú, con excepción de Chernenko y del primer ministro, Nicolai Tijonov. Demasiado honor para un político relativamente poco importante en la jerarquía soviética; pero los kremlinólogos creen adivinar que la foto del entierro deja claro que la lucha por el poder se inclina a favor del benjamín del Politburó, Mijail. Gorbachov, de 53 años, que parece contar con el apoyo del ministro de Defensa, Dimitri Ustinov, mariscal del Ejército, que es en realidad in-

geniero de profesión, y que está al frente de las fuerzas arniadas por su condición de experto, y no como militar.

Según una hipótesis con una cierta coherencia analítica, Ustinov es el responsable de la destitución del mariscal Nicolai Ogarkov, jefe del Estado Mayor y vicerninistro de Defensa. Sobre la destitución, de Ogarkov, los kremlinólogos no se muestran de acuerdo. El autor de Nomenklatura, el estudio sobre la elite dirigente soviética, Mijael Voslensky, ve en la destitución el miedo del aparato ante la posibilidad de un bonapartismo rojo que podría llevar a la revolución soviética por un camino similar a la francesa.

Según Voslensky, Ogarkov era un militar altamente cualificado, pero que cometió la imprudencia de adquirir una imagen en política exterior, sobre todo con su intervención ante la Prensa extranjera, hace un año, cuando explicó el derribo del avión de pasajeros surcoreano. Ahora, como un bonapartista en potencia, le alcanzó el golpe del Comité Central".

Esta interpretación de Voslensky la rechazan otros expertos, que acusan al autor de Nomenklatura de partir del criterio de que "todo comunista pasa a ser bueno cuando ha sido cesado". La interpretación más coherente explica el cese de Ogarkov como un retroceso de las posiciones de los duros, quehabían llevado la política extenor soviética al inmovilismo, como única respuesta al estacionamiento de los euromisiles de la OTAN.

Según esta interpretación, Grigori Romanov, de 61 años, el más directo rival de Gorbachov, un hombre del sector duro, ha perdido la batalla, al menos de momento.

Comisión y parálisis

La inseguridad sobre el liderazgao en Moscú paraliza y confunde a los países aliados. Esto podría explicar las vacilaciones y cambios de postura, a última hora, del dirigente de la RDA, Erich Honecker, y del de Bulgaria, Todor Yifkov, al anular su visita a la RFA en una forma que sólo deja abierta una interpretación posible: la negativa de Moscú.

El enfrentamiento Moscú-Washington, agudizado con el estacionamiento de los euromisiles en la RFA, ha repercutido en los aliados del Pacto de Varsovia.

La respuesta soviética al estacionamiento de los Pershing 2 y los misiles de crucero fue la retirada de las mesas negociadoras y el despliegue de nuevos mísiles de corto alcance -los SS-21 y SS-22- en la RDA y Checoslovaquia. De Pra-

La sucesión en el Kremlin bloquea la Europa del Este

ga no llegan nubes de discordia. Desde la invasión de 1968 y el establecimiento de tropas soviéticas en el país, Checoslovaquia ha seguido la vía de la normalización y se ha mostrado siempre como un "alumno modelo", satisfecho de la relativa prosperidad económica conseguida, mientras la protesta queda reducida a círculos reducidos de disidencia.En la RDA la situación es diferente. El impacto del movimiento pacifista en la RFA ha servido para desenmascarar la "doble moral" de los dirigentes comunistas, que ya no pueden afirmar sin más que "los cohetes son buenos cuando están están destinados para defender al socialismo, y perversos, en manos de lo capitalistas del otro lado".

La RDA es un país sometido al bombardeo de la televisión alemana del Oeste, en el 80% de su territorio y en el mismo idioma. Las fronteras podrán cerrarse con el muro berlinés y las minas y alambradas; también podrá imponerse la obligación de visado a los polacos para evitar la difusión del bacilo Solidaridad, pero contra la fuerza de la imagen y la palabra poco puede hacer el trabajo ideológico del partido.

En la RDA surgió un movimiento pacifista autónomo en torno a la Iglesia Evangélica, y el mismo Honecker dejó entrever que el estacionamiento de los nuevos cohetes soviéticos se aceptaba a regañadientes.

La westpolítik de Honecker tiene en Moscú una respuesta contradictoria: Pravda se lanza a una condena radical del revanchismo de Bonn, lo que empieza a convertirse en un obstáculo para el viaje de Honecker, mientras que Izvestia alaba la política de diálogo y contactos. También la Prensa húngara apoyó a Honecker. Según una versión difundida en la RFA, Honecker no acudió a Moscú a asegurarse la bendición de su viaje, porque durante la ausencia de Chemenko, a lo largo de todo el verano, habría tenido que tratar el tema con el ministro de Exteriores, Andrei Gromiko, que está considerado el cabeza de la línea dura y el autor de la política de congelación de los contactos con Occidente.

En Polonia, la Prensa oficial y el Gobierno se alinean abiertamente con la Unión Soviética a la hora de lanzar las armas de la propaganda contra el revanchismo de Bonn. Los motivos de los dirigentes polacos están claros. Polonia teme más que nadie todo lo que remotamente pueda significar una aproximación entre las dos Alemanias. Una reunificación alemana significaría un peligro inmediato contra Polonia, por la posible reclamación de los territorios alemanes de 037, que al final de la segunda guerra mundial pasaron a formar la frontera occidental de Polonia, la línea Oder-Neisse.

El cambio de Gobierno en Bonn, las declaraciones de varios políticos democristianos, que ponen en tela de juicio las actuales fronteras polacas; la presencia del canciller Helmut, Kohl, por primera vez, tras 17 años, en un mitin de los llamados expulsados de los territorios del Este -Pomerania, Silesia, etcétera-, más la afirmación del ministro de la RFA de que hay en Polonia una minoría de millón y medio de alemanes, llevaron a Varsovia a sumarse abiertamente a la campafla soviética contra Borm.

Con el argumento del revanchismo y- el peligro alemán como punta de lanza de la política de Reagan en Europa, Moscú trata de conseguir la unidad de sus aliados y la homogeneidad del bloque, mientras se aclara definitivamente el problema sucesorio en el Kremlin.

Esta política de la Unión Soviética se refuerza con las declaraciones de Reagan, cuando, en presencia de la colonia polaca de Estados Unidos, pone en duda la interpretación vigente del orden fijado en Europa por el reparto acordado en Yalta. Las declaraciones de Bonn sobre la provisionalidad de las fronteras y el temor a una posible reunificación alemana sirven también para disciplinar a los aliados del Pacto de Varsovia en el espíritu de la afianza antifascista que llevó hace 40 años. a la victoria sobre Hitler.

Se cumple el plazo

La celebración del 40º aniversario de la victoria en la segunda guerra mundial tendrá gran solemnidad el año próximo y coincide, casi en los mismos días, con la fecha del vencimiento del Pacto de Varsovia. En su artículo 11, el Tratado de Varsovia establece que permanecerá en vigor durante 20 años y será renovable por otros 10. Este plazo se cumple el próximo 14 de mayo y tendrá que ser renovado.

La intención de la Unión Soviética es. que se renueve en las mismas condiciones, sin que los aliados adquieran un margen de maniobra mayor.

Mientras tanto, y hasta que se aclare la cuestión sucesoria en el Kremlin, no quedan muchas posibilidades de movimiento para los países del Este.

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