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Los cursos de verano de San Sebastián pretenden llenar la ausencia de tradición universitaria en Euskadi

Los terceros cursos de verano de San Sebastián, que finalizan hoy, han permitido comprobar la creciente incidencia social de una joven y ya masificada universidad vasca, que trata de llenar la ausencia de tradición universitaria en Euskadi. El ministro de Justicia, Fernando Ledesma; el director general de Instituciones Penitenciarias, Juan José Martínez Zato; los consejeros de Justicia de la Generalitat y del Gobierno autónomo, Agustín Bassols i Pares y Juan Porres Azcona, respectivamente; el presidente del Consejo Superior de Protección de Menores, Enrique Miret Magdalena, y la vicepresidenta del parlamento vasco, Inmaculada Boneta, intervendrán hoy en la jornada de clausura que cierra un programa de 200 conferencias y mesas redondas.

Desde su nacimiento, hace ahora cuatro años, la universidad del País Vasco ha seguido un crecimiento espectacular, pero su futuro inmediato reclama su transferencia a la comunidad autónoma vasca, según ha subrayado repetidamente el rector, Goyo Monreal. "Somos una universidad en fase de consolidación, y el marco autonómico nos permitirá resolver satisfactoriamente los problemas de equipamiento e inmobiliario, la formación de un profesorado cualificado y hacer frente al desafio, histórico para Euskadi, de atender las necesidades de una cultura minoritaría".El director de estos cursos, Luis Bandrés, afirma que la selección de los ponentes fue realizada al margen de la capacidad de convocatoria que poseen indudablemente algunas figuras de renombre, buscando siempre el máximo rigor y profundidad en cada una de las naterias.

José Luis Arariguren, catedrático de Ética y Sociología de la Universidad Complutense, ha expuesto en San Sebastián los nuevos horizontes de la criminología y del derecho penal, desde una perspectiva sociológica y ética. Aranguren ha afirmado que puede hablarse ya de una ética posmoderna, que relativiza y pone en discusión la figura del delito en el derecho penal. "Lo característico de la modernidad", ha dicho, "ha sido la tajante distinción entre lo decente y lo indecente; ahora, en cambio, ya no se separan tan radicalmente: los comportamientos".

La obra de los vidrieros

El curso sobre literatura vasca posibilitó un coloquio entre representantes de las asociaciones de escritores catalanes, gallegos y vascos que enlaza con el corigreso que estos mismos colectivos celebraron meses atrás en Barcelona. Unos y otros coincidieron en resaltar la importancia de la tradición literaria como soporte de la lengua. Al contrario que las de los escritores gallegos y ca:talanes, las intervenciones de los jóvenes literatos vascos estuvieron marcadas por un cierto distancia miento de las cuestiones que invi tan al debate político. Bernardo Atxaga aludió, en una alegoría su gerente, a la obra silenciosa, "y por ello doblemente bella", de los vidrieros de las catedrales, y comparó a estos artistas con los poetas vascos Lauaxeta, fusilado en la guerra civil, y Lizardi, dos autores que tuvieron que crear su propio estilo al carecer de una tradición literaria en euskara."El escritor", indicó Bernardo Atxaga, "debe tener en cuenta que en literatura lo que vale es el asombro, el interés y ese proceso de formación de la lengua que conforma lo que llamamos tradición". Otros escritores vascos, Andu Ertxundi, Jon Kortázar, Angel Celaieta y Juan San Martín, expusieron la evolución de la literatura vasca desde "la generación de las catacumbas", que aparece inmediatamente después de la posguerra, con una temática preferentemente religiosa, hasta el resurgimiento actual, pasando por Gabriel Aresti.

El rector de la universidad José Simón Cañas, de San Salvador, Ignacio Ellacuría, ha sido la figura más destacada del ciclo dedicado al filósofo Xabier Zubiri, en el que se ha ofrecido una visión novedosa del filósofo vasco.

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