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La colocación de un busto de Unamuno en una plaza de Bilbao inicia el reencuentro de la ciudad con el escritor vasco

Con al menos 20 años de retraso, y con no pocas vicisitudes, incluyendo la en su día decisiva intervención del prelado de la diócesis, el bilbaíno Miguel de Unamuno va a regresar, en bronce, a la villa que le vio nacer hace 120 años. El ayuntamiento de la ciudad ha decidido colocar en una céntrica plaza el busto que esculpió a comienzos de los sesenta Victorio Macho y que ha dormido desde entonces el sueño de los justos en distintas dependencias municipales. La inauguración del monumento tendrá lugar el próximo día 29, aniversarlo del nacimiento del autor de Paz en la guerra. El homenaje tiene mucho de reparación de la villa al más ilustre de sus hijos.La comisión permanente del ayuntamiento bilbaíno aprobó anteayer destinar tres millones de pesetas a la organización, entre el 25 y el 30 de septiembre, de diversos actos de homenaje a Unamuno. Una veintena de estudiosos analizará, en cuatro mesas redondas, diversos aspectos de la obra unamuniana, a la que, por lo demás, se dedicará una exposición en la antigua sede del Banco de Bilbao.

"Unamuno, un escritor que sabía euskera", es el título que se ha dado a la primera de esas mesas redondas, que moderará Luis Sánchez Granjel, y en la que intervendrán Ricaido Gullón, Jon Juaristi, P. Elizalde y Martín de Ugalde. Las ideas políticas de Unamuno serán analizadas por Paulino Garagorri, Justino Azcárate, Elías Díaz y María Dolores Gomez Molledo, moderados por Alfonso C. Sáiz, de Valdivielso. Para el tema "Bilbao en la vida de Unamuno", han sido seleccionados José María de Areilza, José Miguel de Azaola, Carlos Blanco Aguinaga y Manuel Basas. Finalmente, Carlos Santamaría, José Luis L. Aranguren, Julián Marías y Fernando García de Cortázar hablarán sobre "el sentimiento religioso de Unamuno".

La escultura de Victorio Macho, un bronce que reproduce la cabeza del escritor, será instalada, a cuatro metros de altura, sobre una columna, en el centro de la plaza que lleva desde hace unos pocos años el nombre de Unamuno.

El homenaje, por iniciativa del ayuntamiento, constituye el acto final, por el momento, de una polémica iniciada hace dos décadas. Cumpliéndose en 1964 el centenario del nacimiento del ilustre hijo de la villa, el consistorio, presidido a la sazón por Lorenzo Hurtado de Saracho, encargó el busto, réplica del existente en Salamanca, con la intención de colocarlo en la antigua plaza de los Auxiliares, en el casco viejo bilbaíno, rebautizada tras la guerra civil con el nombre de plaza de las Brigadas de Navarra. A la reacción de los requetés, que ame nazaron con volar el monumentos se llevaba a cabo el proyecto, si guieron las de las fuerzas vivas lo cales.

'Hereje máximo'

Las tímidas defensas de algunos liberales bilbaínos hubieran dado lugar a una polémica local de no mediar la autorizada voz del prelado de la diócesis, monseñor Gurpide -más autorizado, por lo demás, en cuestiones teológicas que en temas literarios-, quien difundió una pastoral en la que bajo el título genérico de Los errores de Unamuno se enviaba a los infiernos al autor de El cristo de Velázquez, y del Diario íntimo. Ahí se acabó la polémica.El obispo no hacía sino seguir la pauta marcada por el titular de la diócesis de Las Palmas, monseñor Antonio Pildain Zapiain -que había sido diputado nacionalista en Ias Constituyentes de 1931-, el cual, ya en 1953, había publicado una pastoral titulada Don Miguel de Unamuno, hereje máximo y maestro de herejías.

Tras las primeras elecciones municipales, los socialistas propusieron dar el nombe de Unamuno a la antigua plaza de los Auxiliares, iniciativa quie sería aprobada, aunque no sin alguna reticencia por parte nacionalista. Recientemente, la sociedad liberal El Sitio -en cuya biblioteca leyó Unamuno a los krausistas siendo casi un niño y en cuyos salones pronunció no menos de cinco charlas en su juventud se dirigió al alcalde ofreciéndose a organizar, coincidiendo con el 120 aniversario, una serie de actos de homenaje, sugiriendo, asimismo, la creación, en el inmueble donde nació el escritor, en la calle de Ronda, de una casa museo. La iniciativa bien acogida en principio, sería luego ligerarnente modificada: habría homenaje, y se contaría para él con algunos de los conferenciantes su geridos por El Sitio, pero la organización se, encargaría a un particular, al que se compensaría con 100.000 pesetas.

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