_
_
_
_
_

Sorpresa en Bruselas al conocerse la propuesta española en materia agrícola y arancelaria

Andrés Ortega

Las nuevas propuestas en materia agrícola y de desarme arancelario para la industria, que presentó ayer España a la CEE por ventanilla, antes de la sesión de negociación que se desarrollará hoy en Bruselas, han sorprendido y desorientado a los medios comunitarios consultados. Ante las presiones de algunos colectivos nacionales, España parece desdecirse en diversos aspectos del preacuerdo logrado en Luxemburgo el pasado 20 de junio. El propio ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, declaró ayer que "las posiciones iniciales están bastante separadas" de cara a la sesión de hoy, aunque `esperamos, eventualmente, negociar".

Morán se entrevistó ayer con el presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn, y con los comisarios encargados de la ampliación, Lorenzo Natali,y de las relaciones con el Tercer Mundo, Edgard Pisani, con el que habló de posibles proyectos comunes en América Latina entre España y la CEE.Antes España había presentado un nuevo documento sobre desarme arancelario frente a la CEE, en el que se pide un período transitorio de siete años, con una reducción más lenta al principio que al final de las protecciones arancelarias (10% con la adhesión, otro tanto en cada uno de los tres primeros años, y 15% anual en los cuatro años restantes). La CEE ofrecía seis años, con una reducción arancelaria equivalente al 55% en los dos primeros años). Frente a lo ocurrido en Luxemburgo, por lo que respecta a los productos con aranceles más elevados -es decir, principalmente automóviles y electrodomésticos-, no existe razón, según España, para "descrestarlos" o reducirlos más rápidamente que los otros. Ayer mismo, los británicos se quejaron de que sus coches entraban en España con arancel del 36%, y los españoles en Gran Bretaña con un gravamen del 4%.

En cuanto a la agricultura, España pide un período de transición d.e siete años (salvo diez años para el control de los intercambios comerciales, la cláusula de salvaguardia y la supresión de las ayudas nacionales incompatibles con la CEE). Para las frutas y hortalizas, España aceptaría el sistema de una primerafase (ahora llamada de verificación de la convergencia), siempre que cuatro años fuera un plazo máximo (es decir, reducible) y que no estuvieran incluidos los agrios. "Hemos cómpletado y corregido la postura de Luxemburgo para defender intereses españoles", manifestó ayer Morán.

España plantea además limitar la importación de algunos productos hortofrutícolas de los diez que son sensibles en España, como las peras y manzanas, los espárragos, las cebollas y los pepinos. Pide que la CEE dé la lista de sus productos sensibles e insiste en un sistema de contingentes a la importación en España de productos continentales (lácteos, cárnicos, cereales y otros) en los que España es poco competitiva.

"España da marcha atrás respecto a lo acordado en Luxemburgo", señalaron fuentes comunitarias al filtrar el contenido de estos dos breves documentos españoles. "Sabemos que se trata de una táctica", añadieron, "pero no llegamos. a entender bien cuál".

España -o, al menos, el Ministerio de Agricultura- no quiere entrar a negociar de verdad el.capítulo agrícola mientras falten las declaraciones de la CEE sobre el vino y el aceite de oliva, productos que los ministros de Asuntos Exteriores debatieron ayer. El ministro francés de Asuntos Europeos, Roland Dumas, fúe claro: si no se reforma la normativa comunitaria para el vino antes del 30 de septiembre, las negociaciones con España no podrán proseguir. Dumas se presentó como paladín de los intereses españoles -se habrá visto todo- al afirmar que no se puede ofrecer a España una propue-sta discriminatoria.

A la sombra de una cosecharécord este año en la CEE y del ingreso de España, Francia quiere -frente a la oposición italianaimplantar una penalización de los rendimientos excesivos y de los excedentes en los doce, cuando la productividad vitivinícola española es muy inferior a la comunitaria. Claro que las ofertas italianas tampoco son brillantes para España.

El aceite de oliva

Con respecto al aceite de oliva, Londres insistió en introducir, para evitar el gasto de fondos comunitarios, niveles máximos de producción a precios garantizados por la CEE. No está claro si esta reforma habría de intervenir antes o después de la adhesión de España.

Los diez, por otra parte, ultimaron la oferta en materia institucional que harán hoy a España: un estatuto de país intermedio. España, en el Consejo de Ministros de la CEE, dispondría de ocho de un total de 76 votos. En el bloqueo a una decisión intervendría con 23 votos contrarios. En cúalqujer caso, este asunto será también examinado por el comité especial, aún no formado, que ha de reexaminar el desarrollo político de la Comunidad y el funcionamiento de sus instituciones. España, si se confirma la tendencia mayoritaria, podría bloquear decisiones con el apoyo de Italia y Grecia, países con los que tiene intereses comunes. España, por otra parte, gozará de dos comisarios en la Comisión Europea, con un estatuto de país grande en este caso. Pero este punto, que constituye un acuerdo político, no quedará registrado en el documento. Los diez, por otra parte, volvieron a abordar el modo de hacer frente a la crisis presupuestaria de la CEE en este año mismo de 1984. Sin resultado, pues Gran Bretaña insiste en que antes de pensar en gastar más hay que recortar la partida agrícola.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_