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Los discutidos presupuestos de las Cortes

Los 'planes de desarrollo' de Peces Barba

El comité de inversiones del Ministerio de Hacienda "desaconseja" una partida de 1.000 millones de pesetas para ampliar el palacio de las Cortes

El comité de inversiones públicas del Ministerio de Hacienda "desaconsejó técnicamente" el plan remitido por las Cortes generales para que los Presupuestos Generales del Estado para 1985 incluyesen una partida de 1.000 millones de pesetas destinados fundamentalmente a las obras de ampliación del Congreso de los Diputados. Sin embargo, la petición fue enviada "a otras instancias más elevadas", dado que procedía del legislativo. Ahora, todo indica que el presidente del Congreso de los Diputados, Gregorio Peces-Barba, podrá llevar adelante sus planes de ampliación de la zona parlamentaria en el centro le Madrid.

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Una figura polémica

FERNANDO JÁUREGUI El presidente del Congreso, Gregorio Peces-Barba, se muestra dispuesto a pasar a la historia parlamentaria española como el hombre que engrandeció al máximo las Cortes desde un punto de vista físico. Aunque resulta poco probable que logre ver su obra concluida durante su mandato -él mismo admite privadamente que probablemente su partido, el PSOE, cuente ya con otro candidato para el cargo-, la próxima legislatura será el marco de la inauguración de los nuevos edificios del Congreso.

Tales edificios incluyen la compra de los inmuebles situados entre la actual ampliación del palacio y la calle de Cedaceros, y otro inmueble situado enfrente, que circunvala la plaza de las Cortes y la calle de San Agustín. Este último ya se encuentra sometido a obras de acondicionamiento interno. Las nuevas edificaciones albergarán despachos de presidentes de comisiones y despachos para determinados diputados -no todos-, así como dependencias para los grupos parlamentarios.

Pero los planes de Peces-Barba no se detienen ahí: sus proyectos incluyen la construcción de un nuevo hemiciclo, dejando el actual para solemnidades. "El hemiciclo actual es realmente incómodo para trabajar, pero tal vez tengamos que admitir que el gasto de construir uno nuevo pueda resultar excesivo en las actuales circunstancias", dijo un miembro de la mesa de la Cámara que prefirió guardar el anonimato. Las críticas -en voz baja- se dispararon cuando se conocieron las intenciones del presidente de la Cámara de agregar el deporte a los trabajos parlamentarios, haciendo construir un gimnasio o una pista de squash para solaz de los diputados.

"Mi gran obsesión es que el Parlamento sea autónomo frente al poder ejecutivo, que es un poder invasor", declaró recientemente Gregorio Peces-Barba. El ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, que le escuchaba, se declaró "a favor de que cese la demagogia de estos últimos años; creo que los diputados y senadores tienen que tener algunos inedicis". "Me doy por conquistado ante la necesidad de más espacio material", agregó Boyer, un hombre a quien se imputa, entre las causas de una ya lejana dimisión como diputado, la irritación que le producía la tradicional carencia de medios de los parlamentarios. Estas palabras de Boyer parecen indicar, además, que las recomendaciones del comité de inversiones caerán en saco roto y que Peces-Barba verá atendidas sus peticiones.

Lo mismo ocurrirá con el ayuntamiento, cuyo Plan, Especial de la Villa de Madrid limita fuertemente la posibilidad de derribar edificios en la zona céntrica histórico-monumental. Aunque los planos concretos aún no hayan sido sometidos a las autoridades municipales, no cabe duda que tales limitaciones no regirán para los proyectos de Peces-Barba, "en atención a la alta representación que tienen conferidas las Cortes", según dijeron en la Casa de la Villa.

Sin embargo, resulta prácticamente imposible obtener detalles más completos acerca de los planes que, en cuanto a infraestructura, alberga el presidente de la Cámara baja. En reiteradas ocasiones Peces-Barba se ha negado a explicar estos extremos a EL PAIS; consultado el arquitecto de la Cámara, se negó a facilitar ningún dato, argumentando que "estas cosas luego se desmadran en la prensa", y remitiendo al informador a más altas instancias. Algo semejante ocurrió al inquirir por las partidas detalladas de los presupuestos de la Cámara: algunos miembros de la mesa habían, incluso, perdido tales datos.

Cámara territorial

También el Senado alberga proyectos de ampliación: se da por seguro que el Patrimonio del Estado cederá próximamente un cuartel, situado detrás del edificio de la plaza de la Marina Española, para dar albergue a grupos parlamentarios y despachos de presidentes de comisiones. Si la situación en el Congreso es ciertamente precaria para el diputado de a pie, que apenas cuenta con facilidades -teléfono, secretarias- para desempeñar su misión, las cosas empeoran, notablemente en el Senado: no es infrecuente ver a algunos senadores, dormitando tras el almuerzo, hacinados en un pequeño despacho habilitado en la planta baja de la Cámara.

"Para tener un rendimiento adecuado hacen falta medios", se queja el vicepresidente de la Cámara alta, el socialista Arturo Lizón. Para Lizón, el Senado tiene en la actualidad gran utilidad como cámara de segunda lectura; pero admite que cuando dentro de una década el desarrollo constitucional se haya completado, el Senado podría resultar inútil si antes no se ha convertido en una Cámara territorial.

Esta aspiración condiciona algunos de los gastos iniciados por su presidente, José Federico de Carvajal, quien planea organizar a partir de otoño diversas semanas de las autonomías, y que además se ha lanzado a la compra de pintura de distintos "artistas representativos de las comunidades autónomas", como Benjamín Palencia o Antonio Saura.

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