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La Comisión Europea propone una limitación del 50% durante 10 años para las nuevas plantaciones de viñedos españoles

Andrés Ortega

La Comisión Europea, al llegar finalmente a una propuesta sobre el sector vitivinícola español, rechazó ayer el sistema de cuotas a la producción para toda la CEE, en contra de lo que quería Francia. Pero para evitar una explosión de la producción española de vino, propone limitar a un 50% las replantaciones de viñedos en España durante los 10 años -teóricos- del período transitorio, con ciertas excepciones para los vinos de calidad. Se prevén primas compensatorias en este terreno y otras primas para favorecer el arranque voluntario de viñas. Pero España estará discriminada respecto a los otros países miembros con esta propuesta hecha a medida. Además, como en la CEE, en España estará prohibido plantar nuevas viñas.

Con una superficie total de 1,7 millones de hectáreas, el viñedo español representa un 16% del viñedo mundial y un 65% del viñedo comunitario, donde ya existen excedentes de vino. Pero el rendimiento español es, sin embargo, una tercera parte, en promedio, del comunitario, aunque ha aumentado en los últimos 20 años más rápidamente en España (1,4%) que en la CEE (1%). Detrás de las preocupaciones francesas estaba el deseo de limitar esta productividad española. Si la CEE produce 170 millones de hectolitros al año, con un grado de autosuficiencia del 103%, España produce en torno a los 37 millones de hectolitros al año y exporta unos seis millones de hectolitros, un 32,4% de éstos hacia la CEE.La comisión estima que el aumento de los precios del vino que supondrá en España el ingreso en la CEE llevaría a incrementar la potencialidad de las replantaciones para elevar el rendimiento. En efecto, los precios son inferiores en España a los de la CEE y, además, en España no hay intervención -precios mínimos garantizados- para los tintos.

Indemnizaciones de la CEE

Se prevé una indemnización a cargo de la CEE por la pérdida de estos derechos de replantación de unas 104.000 pesetas por hectárea, y la comisión estima que con este límite alas replantaciones se perderán unas 100.000 hectáreas en 10 años. Además, para fomentar el abandono de este cultivo, la CEE ofrece primas para los que decidan arrancar definitivamente viñas sobre una base voluntaria: en torno a 650.000 pesetas por hectárea para las productivas y unas 310.000 pesetas por hectárea de viña vieja e improductiva. Pagado por la CEE, claro está. En total, unas 300.000 hectáreas arrancadas en 10 años vendrían a costar a la CEE unos 100.000 millones de pesetas.España, en principio, no acepta una aplicación discriminatoria de disciplinas de producción, siendo el régimen actual practicado más severo que el de los diez. La prohibición de nuevas plantaciones existe ya en la CEE y en España.

En este último país se limitan además las nuevas replantaciones, se prohíbe la irrigación de la viña y el azucaramiento del mosto. La comisión "reconoce el carácter positivo de estas medidas" españolas, pero considera que no bastan, ya que el vino de mesa, un 70% de la producción vinícola española, produce un excedente en España de cinco a seis millones de hectolitros anuales.

El coupage, la mezcla de vinos de distinto color para el consumo, está prohibido en la CEE actualmente. En España lleva al clarete. Para compensar o equilibrar la oferta comunitaria, la comisión reconoce que la prohibición del coupage llevaría a una inundación de vino blanco.

Por tanto, preconiza el permitir a España que siga produciendo y comercializando los vinos mezclados en España, pero con la prohibición expresa de exportarlos al resto de la Comunidad, donde está prohibida esta técnica, durante el tiempo que dure la derogación.

Francia quiere protegerse y evitar aún mayores excedentes de producción en la CEE de doce. Por ello propuso un sistema de cuotas de producción similar al existente para el azúcar o la leche. Italia lo rechazó.

Pero según fuentes próximas a la Comisión Europea, la elaboración de tal sistema bloquearía la negociación con España, pues llevaría de hecho a renegociar entre los diez el acervo del sector del vino, sobre el cual hubo un acuerdo difícilmente logrado en 1981.

Es más, la chaptalización, o agregación de azúcar al mosto, está prohibida en España. Pero sin ella no existiría el beaujolais o el riesling. Sin embargo, los vinos italianos no necesitan este azúcar, y para Italia hubiera sido impensable establecer un régimen de cuotas sin prohibir este azucaramiento. Sin embargo, es el Consejo de Ministros el que negocia en último término, pero sus discusiones se basan en propuestas de la comisión.

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