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Entrevista:

Críticos de todo el mundo valoran en Salamanca la fuerza y creatividad de William Faulkner

El profesor Michel Gresset habla sobre la obra del novelista norteamericano

El coloquio internacional sobre la obra de William Faulkner y la historia terminó el pasado sábado en la Universidad de Salamanca. Este simposio ha reunido durante cuatro días a críticos europeos, americanos y japoneses de la obra del célebre escritor norte americano, coetáneo de Ernest Hemingway y John Dos Passos, pero considerado por sus críticos superior a éstos, porque sobrevivió con fuerza y creatividad la segunda guerra mundial.

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El concepto de la historia en William Faulkner (1897-1962) y su utilización en las novelas que escribió, en las que los hechos históricos determinan la actitud de sus personajes, ha servido como tema de los trabajos presentados por los participantes. El autor de The sound and the fury (El ruido y la furia), Sanctuary (Santuario), Absalon, Absalon y otras importantes novelas es reconocido por los especialistas como un escritor complejo, cuyo estudio no se agota. Uno de estos investigadores, Michel Gresset, de la Universidad de París Siete, organizó, junto al profesor Leikasten, de Strasburgo, los coloquios qu e se celebraron en 1980 y 1982 en París en torno a la figura del premio Nobel de 1949. Michel Gresset habló para EL PAIS en Salamanca del fundamento de estos encuentros.Pregunta. ¿Qué razón existe para que la crítica universitaria se ocupe cada vez más de la obra de William Faulkner, fuera incluso de las fronteras de su propio país de origen?

Respuesta. El interés que los europeos dispensan a Faulkner desde los años treinta, particularmente los franceses, pero también los alemanes, y los españoles -menos, sin embargo, los ingleses-, está basado sobre todo en dos razones. Por una parte, en Europa se reconoció en seguida a Faulkner como el escritor americano más grande del siglo XX, incluso a pesar de que Sartre había dicho que el mejor escritor era Dos Passos. Después de la segunda guerra mundial ya se aceptaba que Faulkner superaba a Dos Passos y la dimensión monumental de su obra. En segundo lugar, Faulkner habla a los europeos. Faulkner no es sólo americano; él es sudista, de un país que ha conocido una guerra civil, y en Europa hay muchas guerras. En algunos estados incluso civiles. Y esto es algo que aproxima a los europeos a Faulkner más que a Hemingway, por ejemplo. Él habla desde el punto de vista de las minorías que han perdido la guerra. Es decir, que en la obra de Faulkner siempre se encuentra la experiencia de la derrota, incluso él ha definido su trabajo como una derrota perpetua; él dijo que The sound and the fury es su más bello fracaso. Utiliza permanente mente la parábola del fracaso. La última razón del reconocimiento de Faulkner en Europa es que es un escritor moderno. La escritora Nathalie Sarraute ha dicho que al rededor de 1925 la literatura fran cesa entra en la creación de l'air du soupçon, es decir, de la duda. Los escritores no pueden creer del todo en lo que escriben. Y yo creo que Faulkner ha sido uno de los primeros en tener esta sospecha en sus escritos. Porque una de las referencias continuas en este coloquio se ha hecho a uno de sus libros, Absalon, Absalon. Y este libro es el más moderno de Faulkner. Sus últimas 300 páginas son las más bellas que ha escrito, y se en cuentran quizá entre las 300 páginas más bellas de la literatura moderna, no sólo de la americana, sino también del mundo entero.

P. ¿Cómo y cuándo acogió Estados Unidos a Faulkner?, ¿se le reconoció de forma similar a la europea?

R. El público americano descubrió a Faulkner relativamente tarde, lo subestimó y además lo conoció por malas razones, por Sanctuary, una historia sensacional que provocó malos entendidos, pero que es el único libro de William Faulkner que ha obtenido un pequeño éxito en Estados Unidos. Se ha dicho, y yo creo que con razón, que los artículos que escribieron los tres grandes escritores franceses sobre él ayudaron a darle a conocer en su país. Y me refiero a Malraux, que dedicó un célebre prefacio a Sanctuary; Sartre, que escribió dos artículos sobre Sartoris y The sound and the fury, y después de la guerra, Albert Camus, que puso en escena Requiem for a nun (Réquiem por una mujer).

P. ¿El descubrimiento de Faulkner por los literatos franceses significó también su introducción en el resto de Europa?

R. No tengo datos para asegurarlo. Los primeros artículos en España sobre Faulkner aparecieron en 1933, en Revista de Occidente, escritos por Lino Novas y Antonio Marichalar. En Francia se tradujo Sanctuary (193 1) en 1933 y las traducciones tuvieron una importancia capital porque Malraux, Sartre y Camus no leían inglés. En España era diferente, porque Borges hizo el papel de traductor y de crítico. En Francia ese papel lo desempeñó más modestamente Maurice Edgar Coindreau, que escribió el primer artículo francés sobre Faulkner en la Nouvelle Revue Française en 1931, pero curiosamente él no era americanista, sino hispanista. Fue profesor de francés en Madrid y comenzó traduciendo a Valle-Inclán y después se trasladó a Estados Unidos y se convirtió en traductor de inglés. Él aún vive y puede considerarse un embajador de las letras americanas en Francia.

P. En la actualidad ¿cuál es el grado de aceptación y de reconocimiento que ocupa Faulkner en la investigación literaria?

R. Evidentemente no se puede considerar a Faulkner como un escritor popular. Ahora, 20 años después de su muerte, es menos leído por el público de lo que lo fue antes en Estados Unidos y en Francia. Pero, sin embargo, su obra requiere cada vez más atención de los investigadores y plantea muchos problemas de metodología. Luego, cada uno los resuelve de diferente forma, como queda patente aquí en estos coloquios que organizarnos. Los investigadores americanos, por ejemplo, trabajan sobre el lugar en que escribió Faulkner. Este aspecto es decisivo en el tema del coloquio de este año: Faulkner y la historia. Ellos pueden buscar datos sobre la historia y sobre la biografía del autor. Nosotros, los europeos, no podemos. Pero quizá reflexionemos más sobre sus textos y sobre la teoría de la crítica textual que los americanos.

P. No obstante, parece que después de los anteriores coloquios celebrados en 1980 y 1982 en París los investigadores americanos aceptan otros puntos de vista diferentes a los suyos.

R. En realidad, asistimos a la indiferencia de los críticos americanos hacia el traba o de los europeos, excepto en el caso de algunos jóvenes investigadores americanos, como Stevens Ross y John Mathews, que están atentos a lo que historiadores y filósofos escriben en Europa. No obstante, estamos extrañados por el desarrollo que está adquiriendo la crítica faulkneriana, que comienza incluso a organizarse. Del coloquio que se Celebrará en 1986 en Tokio puede que salga una sociedad mundial de Faulker. La obra del escritor puede decirse que estimula el apetito de los estudiosos, que provoca a los críticos, y aunque su lectura disminuye, la investigación sobre él aumenta.

P. ¿A través de los trabajos presentados durante los dos últimos días en la universidad salmantina sobre Faulkner y la historia han podido hallarse puntos comunes, coincidencias entre los resultados de todos los críticos?

R. Yo tengo la impresión de que aunque todavía tenemos el hábito de oponer la historia y la poesía, todo el mundo estaría de acuerdo en aceptar que el historiador y el novelista son partes del escritor. A partir de ahí los americanos pretenden demostrar que Faulkner, a pesar de los hechos, no es un buen historiador, o por lo menos no un buen historiador del sur. Los demás, que no tenemos la oportunidad de verificar y comprobar las fuentes, nos planteamos la cuestión teórica de cuál es la parte de la verdad poética en Faulkner y cuál es la parte de la verdad histórica. Pero creo que en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que siempre hay creación. Se puede decir que el novelista crea y el historiador recrea. Pero en los dos aspectos hay creación por la palabra.

P. Después de haber tratado en los anteriores encuentros del idealismo en Faulkner y la intertextualidad de su obra, ¿qué otros conceptos, claves o aspectos de la obra de Faulkner cree que merecerían un tratamiento específico por parte de los críticos?

R. Cada vez estoy más convencido de que es necesario que tratemos la lengua en Faulkner, su estilo, su escritura, su vocabulario, pero también el aspecto autobiográfico. Porque antes se creía que Faulkner era todo lo contrario del escritor que se escribe, pero cada vez nos damos más cuenta de que nos relata, aunque disfrazada, su vida. Y se han encontrado manuscritos que también lo acreditan., Podemos decir que no terminamos de empezar con Faulkner. Por tanto, no terminaremos jamás.

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