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El presidente norteamericano viaja a China

Ronald Reagan busca en Pekín resarcirse de sus malas relaciones con Moscú

El viaje a China del presidente norteamericano, Ronald Reagan, tiene como objetivo crear un contrapeso psicológico a las tensas relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética, al tiempo que pretende abrir un mercado a las multinacionales estadounidenses en China. Richard Nixon, primer presidente norteamericano en visitar Pekín, sostiene que "es más importante reforzar los lazos económicos que reforzar los lazos militares" con China.

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El periplo de Ronald Reagan, de unos 16.000 kilómetros, comenzó el pasado día 19, cuando, salió de la Casa Blanca para visitar, en la localidad de Tacoma (Estado de Washington), la sede de la primera firma norteamericana que inicio negocios con China en la década de los setenta. A continuación, Reagan permaneció cinco días de descanso en su Rancho del Cielo, en California, antes de emprender viaje hacia China, con escalas previas en las islas de Hawai y Guam. Un largo y lento periplo destinado a evitar al presidente el choque de un súbito cambio de horarios. En Hawai, Reagan volvió a hacer ayer hincapié en que "el futuro de Estados Unidos se encuentra en el Pacífico", teoría que está ganando fuerza en la vida política norteamericana como fruto de la creciente influencia de los hombres del Oeste en el sistema norteamericano.En Honolulú donde el presidente declaró, al llegar el domingo, que iniciaba "un largo viaje por la paz", Reagan atacó la política soviética en Asia. "Estamos preocupados por situaciones geopolíticas críticamente importantes, como la agresión contra los pueblos de Camboya y Afganistán", dijo. Estados Unidos, sin embargo, está "resuelto a evitar la guerra y buscar la paz manteniéndose fuerte y preparado".

La estancia de Reagan en China, que comienza pasado mañana y durará seis días, es la tercera de un presidente norteamericano al antiguo Imperio del Centro, tras el histórico restablecimiento de relaciones diplomáticas lanzado por el presidente Richard Nixon en su visita de 1972. Reagan mantendrá siete horas de conversaciones con los principales dirigentes chinos, dirigirá una alocución televisada a una audiencia cifrada entre 300 y 400 millones de telespectadores, realizará una gira turística por la Gran Muralla y pronunciará un discurso en la Universidad Fudan, en Shanghai. De regreso, está previsto que se entreviste en Fairbanks (Alaska), el 2 de mayo, con el Papa, que volverá ese día de un periplo asiático.

Cooperación nuclear

Se espera que durante la estancia de Reagan, norteamericanos y chinos firmen el primer acuerdo de cooperación nuclear entre ambos países. Las negociaciones aún no están ultimadas, en contra de lo inicialmente previsto, pero tras "los considerables progresos" realizados durante la semana pasada en Pekín, como manifestó una fuente diplomática, hay esperanzas de que Reagan y el primer ministro Zhao Ziyang pongan el punto final al acuerdo. La firma del documento abre grandes posibilidades a la inversión estadounidense ante el programa de energía nuclear chino. Los asuntos comerciales (con un volumen global de intercambios cifrado en 4.400 millones de dólares en 1983 y con previsiones de 5.500 millones para 1984) serán otros de los asuntos tratados.Para el ex presidente Richard Nixon éste es uno de los aspectos capitales del viaje. Nixon aboga en un artículo que publica el semanario Newsweek por un fortalecimiento de las relaciones económicas entre ambos países porque "una China débil invita a la agresión, mientras que una China fuerte será un problema para la Unión Soviética antes de convertirse en un problema para nosotros". Según el ex presidente republicano "tenemos más que temer de una China demasiado débil que de una China demasiado fuerte".

El litigio de Taiwan, y en particular la continuidad de ventas de armas norteamericanas al régimen de Taibei, irrita a los dirigentes de Pekín. La Administración Reagan intenta aplicar una política de bajo relieve a sus relaciones con Taiwan, con "el pueblo de Taiwan", según el secretario de Estado norteamericano, George Shultz. Reagan recordará en Pekín que cumple las promesas fijadas en 1982 de "reducir el suministro" de material bélico a Taiwan.

Para la Administración norteamericana, el viaje,del presidente a Pekín no debe interpretarse como una alternativa a las relaciones con la URSS, en una estrategia de sustitución de bloques. Sin embargo, la visita llega en un momento de relaciones frías éntre Washington y Moscú, que poco han cambiado tras el acceso al poder en el Kremlin de Konstantín Chernenko.

En el plano de la política interior estadounidense, la gira de Reagan fortalece su imagen de líder mundial, potenciando las nuevas fronteras asiáticas, como punto de expansión para la economía y la política de EE UU, marcadas con el viaje de Reagan a Japón y Corea del Sur en noviembre del año pasado.

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