A la espera de los premios
Antes de la proyección de Proyecto Brainstorm, de Douglas Trumbull, el jurado compuesto por el español Javier Aguirre, el argentino Juan Jiménez, el cubano Juan Padrón, el italiano Bruno Boccetto, el soviético Yuri Chuliulin, el yugoslavo Dusan Vukotic y los norteamericanos Carlos Clarens y Forrest Ackerman, leerá la lista de premios, que clausurá la quinta edición del festival madrileño de cine imaginario.Festival que sólo este año ha sugerido elementos que permiten confiar en su posibilidad internacional, es decir que, efectivamente, acabe ofreciendo un amplio panorama del género en el que se especializa, alternando la exhibición de filmes con la presencia de figuras que debatan su propia obra. En años anteriores sólo cabía comentar su pretenciosidad y el tono subdesarrollado en que quedaba traducida.
El evidente éxito de público de que ha disfrutado esta última convocatoria es, de antemano, un buen síntoma. Fundamentalmente espectadores jóvenes han abarrotado la mayoría de las sesiones del Imagfic, y aunque precisamente ese público sea el que ofrece una generosidad que otro más experto escamotea, la organización del certamen ha dispuesto ahora de mayor experiencia.
Bastaría con que se redujeran sus sesiones, se presentara una retrospectiva de mayor alcance (ha faltado esta vez la de Vicent Price, adelantada en exceso el pasado año con la del director Roger Corman) se ofrecieran todas las películas en versión original (sin la aberración festivalera que supone presentar versiones dobladas pocas horas antes de su estreno comercial) y se organizaran las proyecciones de forma que asistir a ellas no se transformara a veces en un campo de batalla, para que el Imagfic tuviera el talante propio de otros festivales locales que sirven con eficacia la curiosidad cultural del público de la ciudad en que se celebra.
Naturalmente, han cabido títulos menores, incluso demasiados. Pero también otras películas de interés, más destacadas cuanto menos prevista está su explotación comercial, han circulado por la programación del certamen. La posibilidad de descubrir filmes insólitos o de sugerir su comercialización a cuantos distribuidores desconocen el género, sería un objeto precioso para un festival que quiera ampliar su perspectiva. El aplauso del público se ha hecho palpable pero su incondicionalidad podría trastocarse si la oferta no le ofrece alternativas a los cines de estreno.
El programa de hoy, una excepción, no ofrece posibilidad de cambio, toda vez que su máximo atractivo recae en la película sorpresa, que esta madrugada se exhibirá a partir de las doce y media dentro de una maratón en la que asimismo se exhiben Heavy Metal, La mansión, Posesión infernal y Fundido en negro. Previamente, Proyecto Brainstorm, de Douglas Trumbull, a quien se le ha ofrecido un homenaje, cerrará oficialmente el festival tras la lectura de las actas de los jurados.
Babelia
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