_
_
_
_
Crítica:FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE IMAGINARIO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El encanto irresistible de Alfred Hitchcock

Son las cinco películas rescatadas de Alfred Hitchcock las que crean mayores aglomeraciones en el Festival Internacional de Cine Imaginario de Madrid. No es extraño, pues su exhibición en festivales anteriores o en salas comerciales de muchos países, han despertado idéntica expectativa. El mito del Hitchcock de la etapa norteamericana aumenta con el tiempo para los más jóvenes, aunque otros vean desvanecerse las ilusiones mantenidas durante el tiempo ante estas películas.

Entre estas películas se encuentran algunas de las más famosas del autor, lo que alimenta la imagen de que nos encontramos ante un auténtico genio. La reciente revisión de algunas de sus películas inglesas ha pasado por los cines españoles sin pena ni gloria, quizá porque se evidenciaba su esquematismo o su ingenuidad: parece lícito entender, por tanto, que el público considera que el mejor cine de Hitchcock se encuentra en Hollywood.Particularmente no considero justa esta discriminación, salvo, claro está, por la mejor calidad técnica de los filmes norteamericanos. Hitchcock siguió siendo el mismo.

Solución aplaudida

Vértigo, El hombre que sabía demasiado, La soga, Pero... ¿quién mató a Harry? y La ventana indiscreta conforman este ciclo. Algunas son películas menores como, por ejemplo, La soga, que se inspira en la también menor obra teatral de Patrick Hamilton, respetando su mismo tiempo dramático. Hitchcock quiso rodarla en un solo plano para mantener el clima dramático, empeñándose en un ejercicio prohibido por los sistemas del rodaje de la época (1948) que exigían cambiar cada diez minutos la bobina de película virgen.Encontró el director una solución, que ha sido muy aplaudida, pero que no oculta cierta ingenuidad: un personaje o un objeto tapan completamente el objetivo en sus movimientos o en el de la cámara para poder cambiar el rollo. Pero ese truco da a veces la impresión contraria, es decir, que se trata de un salto de tiempo, de un paréntesis. La historieta, por otra parte, carece de emoción, salvo en los primeros minutos, cuando los asesinos ocultan el cadáver de su amigo en un baúl y aguardan impasibles la llegada de sus invitados creyendo que con el asesinato han realizado una obra de arte. Esos invitados, efectivamente, llegan, se van y sólo queda el forzado desenlace para que el crimen no quede impune.

El hombre que sabía demasiado es, a mi juicio, otro filme de menor importancia, aunque resulta espinoso confesarlo en un panorama crítico, que suele jalear todas las películas del director con idéntica incondicionalidad. Más que saber demasiado, el protagonista apenas sabe nada, como le ocurre al espectador, que puede contemplar su angustia ante el secuestro de su hijo con la misma frialdad con que se observa un mecanismo de relojería: todas las piezas sirven para algo; todas se dan mutuamente vida, pero a veces no interesa saber la hora.

Hitchcock es un simpático farsante que conoce el terreno del juego y que posee capacidad para invitar a entrar en él incluso a los más reacios porque, en múltiples momentos, adquiere características mágicas. A mi juicio, dos ejemplos: la primera parte de esa fascinante historia que es Vértigo o el decorado de la casa de enfrente de La ventana indiscreta. Cuando el humor interviene en el cine de Hitchcock, éste adquiere mayor grandeza. De ahí que sea probablemente Pero... ¿quién mató a Harry? la película más redonda de estas cinco. Se trata abiertamente de una comedia, incluso delirante, en la que no caben parádigmas morales, ni trucos que prometan cuando luego no se cumple en la misma medida. Lamentablemente esta película fracasó y, siempre sensible al éxito, Hitchcock no repitió esa risa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_