Redadas nocturnas en Chile en vísperas de la jornada de protesta prevista para mañana
Más de 30 disidentes fueron arrestados durante las primeras 24 horas de vigencia del estado de emergencia en Chile, decretado el sábado por el régimen militar del general Agusto Pinochet para reprimir la jornada de protesta prevista para mañana martes. La mayoría de los casos se registraron en redadas nocturnas, según denunciaron sus familiares, quienes dijeron que la única característica común de los detenidos era la de haber cumplido hace tiempo penas de relegación impuestas por el Gobierno.
Patrullas de policías en traje de combate vigilan los centros de población que más se caracterizan por su oposición al régimen y protagonizan actos de amedrentamiento en contra de los ciudadanos, según los afectados.Mientras decenas de las más importantes agrupaciones políticas, sindicales, estudiantiles, profesionales y de pequeños empresarios manifestaban su abierta adhesión a la protesta, el Gobierno pareció endurecer su posición, generando un clima de violencia patente que puede estallar en cualquier momento.
Los principales dirigentes de la oposición criticaron duramente la declaración de estado de emergencia, que encaja, dijeron, con sus denuncias anteriores acerca de una escalada represiva prevista por el régimen para acallar las voces disidentes. El presidente de la Alianza Democrática, Gabriel Valdés, hizo un fervoroso llamamiento a la población a manifestar su protesta mañana martes, pese a las amenazas represivas del régimen.
El Gobierno, responsable
"El uso de estas medidas de fuerza hace plenamente responsable al Gobierno de las consecuencias que ellas puedan acarrear", afirma una enérgica declaración del Partido Demócrata Cristiano.
El arzobispo de Santiago, monseñor Francisco Fresno, hizo ayer, en su homilía dominical, un dramático llamamiento tanto a la oposición como a los partidarios del régimen, pidiendo que la violencia no arrastre ni a quienes protestan ni a quienes reprimen. Se manifestó "muy preocupado por la espiral de violencia que amenaza a Chile" y pidió especialmente a las autoridades algún gesto que permita deponer los odios.
Decenas de conocidos dirigentes de izquierda, cuyos partidos están proscritos desde el golpe de 1973, anticiparon que no iban a pasar el fin de semana en sus casas, en prevención de un posible "descabezamiento" de la oposición izquierdista, rumoreado insistentemente en los últimos días. Incluso la revista derechista Qué Pasa habló en un editorial del peligro de un autogolpe para endurecer el régimen, promovido presuntamente por algunos generales y coroneles de línea rígidamente anticomunista.
Pero la mayor parte de la población en los principales centros urbanos del país sigue preparándose para participar en la primera protesta nacional de 1984, después de que el año pasado debutara esta forma de disidencia, que potenció notablemente las demandas de la oposición, aun al precio de más de 60 muertes de manifestantes civiles.
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