El 'boom' artístico colombiano
Pocos pueden imaginar el volumen de la actividad plástica que ha desarrollado América Latina en los últimos años. ¿Cómo explicarse que en países de economías tan deterioradas centenares de jóvenes artistas vendan diariamente obras a precios de verdaderos maestros, teniendo en cuenta, entre otras cosas, los altos índices de analfabetismo y el bajo nivel adquisitivo de las mayorías? Germán Ferrer-Barrera, pintor y director artístico de la representación colombiana en Arco-84 y Eduardo Márceles Daconte, escritor y crítico de arte de este país, contestan a algunas de estas interrogantes. Ellos ofrecerán hoy, lunes 20, tres conferencias, a partir de las siete de la tarde, en Arco-84."Para aclarar este fenómeno del boom de las artes en América Latina", dice Germán Ferrer, "y especialmente en Colombia, habría que anotar en primer término que en estos países de precaria economía se dan la economía oficial y la economía subterránea. Estas economías subterráneas son, quizá, las más poderosas que hay ahora en el mundo, y esto en mi país ha favorecido al mercado del arte en gran medida; prueba de ello es que en América Latina el arte cuesta más que en Europa. El arte alcanza cifras enormes, especialmente en Colombia".
Por su parte, Eduardo Márceles añade: "Para ampliar un poco esto quisiera añadir que, más o menos a partir de 1978, hay una especie de boom económico de esas economías subterráneas con el narcotráfico. En esta época, que se sitúa en la segunda mitad de la década de los setenta, ingresan a Colombia toneladas de dólares, y se produce el citado boom en las artes".
¿Cuáles podrían ser los aportes que distinguen al arte latinoamericano del que se produce en los centros internacionales del arte?
"Son pocos", dice Ferrer, "los artistas latinoamericanos que han tenido acceso a esa internacionalización; en cada país hay dos o tres y es lo único que se logra ver. Ése es, creo, uno de los problemas vitales, y lo que hay que cambiar. Habría que darle una proyección mayor a los artistas de un país, pero no con individualismos. Un caso como el de Fernando Botero es el de una pintura latinoamericana que ha influericiado en el mundó. Hay centenares de artistas en América Latina que todavía no han podido salir, y que segurañiente cambiarán la fragmentada imagen que se tiene de nuestra producción artística. Ése es el caso del escultor, Ángel Eduardo Bernal, que exhibe, con la galería Los Elegidos, en Arco-84, y que ha impresionado muchísimo porque es un trabajo muy bien hecho. También está la pintura de Armando Rueda, con un planteamiento distinto al europeo".
"Nosotros encontrarnos", prosigue Márceles, "una gran cantidad de pintores políticos en Colombia. Un arte que va de la sutil insinuación irónica hasta el arte de pancarta. Esto se da no sólo en Colombia, sino también en México y en aquellos países donde es posible hacerlo. Es una oposición beligerante frente al arte complaciente que sólo satisface al gusto del comprador. Un último elemento que distinguiría el actual arte latinoamericano podría ser la preocupación de los artistas, sobre todo de los más jóvenes, por el dominio de los medios expresivos, de la técnica, del oficio".
Babelia
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