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Luto en el Kremlin

Un partidario del continuismo brezneviano, un jefe del partido y el 'benjamín' del Politburó, candidatos para la sucesión

De cumplirse las normas no escritas que regulan la sucesión en el régimen soviético, tres serían los candidatos que podrían llenar el hueco dejado por el fallecimiento de Yuri Andropov en la Secretaría General del PCUS. Estas normas -que han venido cumpliéndose en todas las ocasiones anteriores- obligan a que el sucesor sea, a la vez, miembro del Politburó (Gobierno de hecho del país) y del Secretariado del Comité Central, que es el órgano que administra el aparato del partido. Desde 1977, el secretario general viene siendo además jefe del Estado y presidente del Consejo de Defensa.

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A la muerte de Andropov, tres son las personas que cumplen los dos requisitos: Constantin Chernienko, de 72 años, considerado rival del líder fallecido y partidario del continuismo brezneviano; Mijail Gorbachov, 52 años, benjamín del Politburó y experto en temas agrícolas, y Grigori Romanov, 61 años, que hizo casi toda su carrera política como jefe del partido y la pasada primavera tomó posesión de su asiento en el Secretariado, lo que fue un síntoma revelador sobre sus posibilidades futuras.Aparte quedan otros nombres: el ministro de Defensa y miembro del Politburó, mariscal Dimitri Ustinov, de 75 años; el ministro de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, de 75 años también, que ha dirigido durante más de un cuarto de siglo la diplomacia de la URSS; el jefe del Gobierno de la República Rusa, Vitali Vorotnikov, de 57 años, que entró como suplente en el Politburó en junio del año pasado para pasar a titular sólo seis meses más tarde, después de ser marginado largos años por Breznev, y el suplente de este mismo organismo Víctor Chebirkov, de 59 años, que desempeña la presidencia del KGB, que antes ocupó el propio Andropov, y accedió al Politburó a finales de 1983.

Los dos primeros podrían limitarse de nuevo a cumplir el papel de hacedores de reyes que se les atribuyó a la muerte de Breznev, en vez de participar directamente en la competición.

Tampoco habría que descartar a hombres más veteranos, como el responsable del partido en Moscú, Víctor Grichin, de 69 años, que ha hecho una lenta carrera desde que entró en el Politburó, en abril de 1971. Pero no se cree que esta vez se alteren las reglas del juego, y sería uno de los tres hombres que se sientan simultáneamente en el Secretariado y en el Politburó el que debería de agarrar el timón. Para marzo están convocadas elecciones para renovar el Soviet Supremo (Parlamento), y deberían de asegurarse en sus puestos o ser reemplazados un buen número de funcionarios intermedios del aparato del partido.

No parece, pues, que, en este contexto, los hombres del Kremlin -siempre tan conservadores- se atrevan a desafiar las leyes no escritas. Si todo se desarrolla según estas previsiones, la herencia de Andropov recaería en Chernienko, Gorbachov o Romanov. El primero tiene en su contra su avanzada edad, así como su conservadurismo, que, según los rumores, le habría llevado a enfrentarse con Andropov. A su favor está el hecho de que es el más veterano de los tres, lo que haría aumentar sus posibilidades en el caso de que, a falta de unanimidad, se optara por un compromiso de transición.

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Desconfianza hacia el joven

Gorbachov parece un ejemplo de joven tecnócrata del tipo que se puede terminar imponiendo en el futuro de la URSS, pero un colectivo político tan veterano como el que gobierna el país puede desconfiar de un hombre que sólo tiene 52 años. La edad podría volverse a su favor en el caso de que el Kremlin decidiera que es mejor tener líderes con más posibilidades de regir la URSS durante un plazo largo de tiempo, evitando las incertidumbres creadas en los últimos 10 años por los problemas de salud de Breznev y de Andropov.Queda, por último, Romanov. A su favor tiene ser el que menos tiempo lleva simultáneamente en el Secretariado y el Politburó: Andropov llegó al liderazgo cuando, como Romanov, llevaba poco más de medio año en ambos órganos. Su traslado desde Leningrado a Moscú tiene que tener algún significado, y es de prever que, como sucedió al final de la era Breznev, se empezara a preparar un delfín cuando aún le quedaban meses de vida al dirigente fallecido. Hasta el momento, las organizaciones del PCUS en Leningrado no habían sido un fértil vivero de responsables, lo que no quiere decir que esta vez se dé una excepción. Por lo demás, el sucesor de Andropov se encontrará con escasos cambios en el Politburó: durante su liderazgo, sólo tres personas accedieron a la titularidad o a la suplencia de este órgano, rebajando algo la media de edad.

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