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El rearme nuclear

La OTAN intentará hacer volver a la URSS a las negociaciones de Ginebra

Andrés Ortega

Las amenazas soviéticas de desplegar nuevos cohetes nucleares "en áreas oceánicas y mares", como respuesta al despliegue de los misiles norteamericanos Pershing 2 y de crucero en territorio europeo, "no revelan nada nuevo", se estima en medios de la Alianza Atlántica, con una excepción: por primera vez en la historia de la URSS, Moscú anuncia pública y oficialmente, con cierto detalle, el despliegue de misiles nucleares.

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El pudor soviético ante este tema parece haberse disipado, de cara al público europeo, tras el mensaje de Yuri Andropov difundido ayer. La OTAN intentará hacer volver a los soviéticos a la mesa de negociaciones de Ginebra sobre los euromisiles manteniendo el diálogo a través de otros foros como Viena (conversaciones sobre reducción de tropas y armamentos convencionales en Europa), Estocolmo (conferencia de desarme) o las START (Conversaciones sobre la Limitación de Armamento Estratégico).El jefe de la delegación negociadora estadounidense, Paul Nitze, informó ayer en Bruselas al Consejo Atlántico de la situación y los acontecimientos de los últimos días. Extrañamente a estas alturas, Nitze, en una brevísima conferencia de prensa, afirmó que "había habido progresos en las últimas semanas", aunque nunca llegaron los negociadores a una postura común tan valiosa como la de los paseos por los bosques en el verano de 1982.

Todo sigue igual

Las amenazas soviéticas fueron en cierto modo despreciadas por la OTAN. Primero, según Nitze, la URSS ha seguido instalando SS-20 durante las negociaciones, aunque dejara de construir nuevas bases en su zona europea pero no en su zona oriental. La moratoria no había sido real.

En segundo lugar, el proceso de despliegue de los misiles de mas corto alcance -SS-21, SS-22 y SS-23- en la República Democrática Alemana y en Checoslovaquia había empezado hace tiempo, en un programa planificado hace unos diez años.

En tercer lugar, la amenaza de desplegar nuevos sistemas en el mar y en el océano en las cercanías de EE UU no viene a añadir mucho de nuevo a la amenaza de 2.000 cabezas nucleares. que existen ya en la URSS, orientadas hacia Estados Unidos. En la OTAN se piensa que esta amenaza se traducirá en un despliegue a bordo de submarinos y buques de nuevos misiles de crucero soviéticos. Estos podrían ser del tipo SS-NX21, SS-22 y SS-23, algunos de los cuales empezaron ya a ser operativos en 1981, pero cuyas características no son del todo conocidas por el público.

Tres puntos clave

Tres puntos clave hay que señalar. Uno, el desarrollo de un nuevo sistema de armas nucleares puede en la actualidad tardar más de una década. Dos, los misiles de crucero lanzados desde el mar no son seguros pues tienen problemas para su orientación electrónica por medio del reconocimiento por radar del terreno. Y tres, la Unión Soviética está aún limitada por los acuerdos SALT, por lo que estos misiles tienen que ser de medio alcance.

La OTAN tratará de dirigir, tanto a Moscú como a la opinión pública occidental, un mensaje: "No hay pánico". Las amenazas soviéticas son "psicológicamente normales. Pero hay cierta preocupación por la falta de un interlocutor válido en Moscú, dados los problemas, de salud o políticos, que parece tener Andropov. Se duda de que la URSS tenga una idea clara de la estrategia a seguir.

Según fuentes atlánticas antes de la suspensión de las negociaciones hubo una profusión final de propuestas soviéticas, llegándose incluso a la de 54 SS-20 contra cero euromisiles norteamericanos, en conversaciones informales entre Paul Nitze y su homólogo sovietico Yuli Kvitsinsky.

La reunión en Bruselas del buró de la Internacional Socialista adoptó una poco clara resolución sobre desarme en la que pedía que la URSS y Estados Unidos "creen las condiciones bajo las cuales se puedan reanudar las negociaciones cuanto antes, que se unan o coordinen los distintas tipos de negociaciones y que se ponga fin globalmente a las pruebas nucleares.

La delegación del PSOE -que presentó la declaración oficial del Gobierno hecha pública ayer- estaba encabezada por Elena Flores.

La división Norte-Sur de la Internacional Socialista es patente, con el Norte adoptando la postura más radical. Pero también es patente el cambio de actitud general entre los socialistas. O, mejor dicho, es la situación la que ha cambiado. El despliegue occidental ha comenzado ya, y así se va imponiendo la realidad.

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