La Iglesia nicaragüense
Leo EL PAI S del 12 de noviembre de 1983. La Iglesia nicaragüense se atreve a cuestionar el derecho del Gobierno a movilizar al pueblo ante una agresión extranjera. Un Gobierno que tiene tres sacerdotes ministros; otro, embajador en la OEA, y otro, en el Consejo de Estado, y que se esfuerza por hacer compatibles el cristianismo con la revolución. Al lado está El Salvador, donde la dictadura ha asesinado a un arzobispo, nueve sacerdotes, dos monjas y muchos miles de personas. No obstante, no hay problemas Iglesia-Estado.En 1934, Somoza García asesinó traidoramente a Sandino, caudillo popular, que había expulsado a los marines yanquies en 1933, de quien Gabriela Mistral dijo: "El general Sandino carga sobre sus hombros vigorosos de hombre rústico con la honra de todos nosotros". Somoza se hizo con el 10% de la tierra cultivable y una fortuna de 150 millones de dólares (de entonces). Franklin Roosevelt dijo: "Es un hijo de puta; pero es nuestro hijo de puta". No obstante, se le nombró príncipe de la Iglesia.
El ministro del Interior, Tomás Borge, fue torturado y encarcelado durante siete años. A su esposa la violaron, le arrancaron las uñas y la asesinaron. La venganza de Borge fue perdonar a los asesinos. Así son los sandinistas. No sigo. Como católico, me siento avergonzado. Sólo unas palabras del teólogo González Faus: "La Iglesia debe captar la nobleza del proyecto revolucionario sandinista si no quiere verse condenada por la invectiva de Jesús contra quienes no saben leer los signos de la historia". /
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