Bernard Coard
He quedado asombrado al ver en los periódicos la fotografia de un hombre de color, medio desnudo, con las manos atadas a la espalda y con una venda en los ojos, a quien traté hace unos años en Costa Rica y del que me hice amigo. Se trata de Bernard Coard, hasta hace poco vicepresidente de Granada. Coard será juzgado, si tiene suerte, y seguramente condenado. Reagan ha encontrado a un malo para su película. Que se sepa, por lo menos, mi modesto testimonio de que se trata de un hombre afable y cariñoso, por mucho que a otros les importe poco su suerte y piensen, con alivio, que ya hay un maldito negro marxista menos./
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