La primera ministra yugoslava plantea en Atenas desnuclearizar la península balcánica
La reunión el próximo mes de enero del grupo de expertos gubernamentales de cinco países balcánicos, para tratar la propuesta del Gobierno socialista griego de desnuclearizar la península balcánica y la incidencia que el deterioro de la situación internacional podría tener en las relaciones de la no alineada Yugoslavia con sus vecinos alineados en bloques, son dos de los principales temas que lleva en cartera la primera ministra yugoslava, Milka Planinc, durante su actual visita a Atenas.
Yugoslavia es cada vez más sinceramente favorable a un proyecto de desnuclearización balcánica que, en un principio, juzgó estéril ante el poco entusiasmo de Turquía y la no proliferación de la idea en otras zonas vitales del Mediterránco. Ahora se le plantea a Belgrado el problema de los euromisiles que la OTAN piensa situar en Sicilia y que, de ser usados un día contra objetivos soviéticos, tendrían que sobrevolar Yugoslavia.
El desprecio de Albania hacia la desnuclearización balcánica no le quita ni le pone nada al proyecto griego. Enfrentada con la OTAN y renegada del Pacto de Varsovia, parece menos que probable que Albania llegue a albergar armas nucleares en un futuro próximo. De lo que sí tienen que hablar en Atenas Milka Planinc y Andreas Papandreu, dos vecinos de esa incógnita que es Albania, es de la sombra desestabilizadora que para el barril de pólvora balcánico podría suponer un viraje estratégico y político demasiado brusco tras la desaparición del actual régimen estalinista del anciano En ver Hoxha.
Atenas es por seis meses capital de turno de la Comunidad Económica Europea, y Milka Planinc planteará el daño que ha supuesto para el comercio greco-yugoslavo el ingreso de Grecia en la CEE y la poco halagüeña situación que plantearán el ingreso de España y Portugal.
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