Clima de temor y represalia en Rentería tras el asesinato por ETA de Cándido Cuña
Horas después de que el panadero Cándido Cuña resultara asesinado en un bar de Rentería, los vecinos del barrio donde se produjo el atentado expresaban su temor y el clima de inquietud ante la permanente situación de violencia reinante en la población guipuzcoana.
"Estamos muy impresionados todos, no estamos conformes con ninguna de estas muertes", comentaba la dueña de una peluquería contigua al bar donde murió la víctima. "Ya nadie tiene ganas de hablar porque te da horror todo lo que ves". Esta señora destacó "el clima de temor y tensión", que vive la población ante la situación de violencia reinante en Rentería."Ha sido horrible, todos estamos en un peligro continuo", afirmaba, por su parte, Amalia Cerro, la dueña del citado bar, Las Tres Cepas. "Mi hijo no ha podido dormir en toda la noche y me decía: Mamá, ahora van a venir a por mí", agregó, refiriéndose a su hijo de 17 años, Luis Miguel Durán, que atendía la barra del establecimiento en el momento en que Cándido Cuña fue abatido por dos jóvenes.
Las represalias, el ambiente de revancha, es otro de los temores permanentes entre los renterianos. Pocas horas después de que Cándido Cuña fuera asesinado, Maite Lasa, hermana de un refugiado, recibía una amenaza en el piso del barrio de las casas nuevas donde se dedica a dar clases de euskera.
"Hay gente dispuesta a vengar a Cándido. Hemos pensado en ti. Esto va en serio", decía el escrito que encontró en la puerta ayer. Maite Lasa, que se encuentra actualmente en su tercer mes de embarazo, ha sufrido anteriormente palizas y otras represalias por parte de grupos de personas incontroladas.
Juana Beramengui, domiciliada frente al piso donde fue depositada la amenaza, afirma: "Yo tengo muy mal dormir y la noche pasada oí en la escalera los pasos de más de una persona. Me asomé a la mirilla pero no pude ver a nadie. Vivimos atemorizados".
Los clientes del bar con los que la víctima solía coincidir durante su habitual ronda de vinos no quisieron extenderse en sus declaraciones. "Todos lo hemos sentido y aquí todo el mundo tiene miedo", dijeron, comentando que el panadero asesinado "nunca hablaba de política", ni tampoco del atentado del que fue víctima cuatro años atrás.
Segundo atentado
"Todo el mundo le conocía en el barrio", afirma un joven futbolista perteneciente al equipo de Fuenterrabía. "Era un hombre que siempre estaba contando chistes. Yo le vi la víspera de su muerte. Estaba paseando con su nieto y le dije: '¡Qué pasa abuelo!' Estaba loco con su nieto y sus hijos. "Pienso que no hay razones para matar y que ninguna persona tiene derecho para matar a otra".La esposa del fallecido, Benita Bocanegra, sus jóvenes hijos Ángel María, José Manuel y Jesús Mari, y algún familiar más, lloraban su dolor, a solas, en su casa del barrio de las casas nuevas.
"Yo sólo les puedo decir que vinimos aquí desde Galicia. Que en todos los años que Cándido ha estado trabajando aquí, no ha hecho ningún capital y que este hombre no ha hecho ningún mal ni ha matado a nadie tampoco", dijo a EL PAÍS un hombre de unos 50 años, familiar del fallecido. "No lo esperábamos", dijo uno de los tres hijos de Cándido Cuña al enterarse de la muerte de su padre.
Sin embargo, Cándido Cuña, que ha perdido la vida a los 50 años, ya había recibido un aviso terrorista casi mortal: resultó gravemente herido en el atentado que sufrió el 21 de abril de 1979, reivindicado por ETA Militar, que acusó a su víctima de "confidente de la policía", así como de "esquirol por el hecho de haber suministrado pan a un cuartel de la Guardia Civil durante una huelga de panaderos en Guipúzcoa. Estaba afiliado a CC OO, según confirmó en aquel momento la citada central sindical, y se dedicaba al reparto del pan con su vehículo. Tras una prolongada convalecencia por los tres tiros recibidos en su primer atentado, entró a formar parte de la cooperativa KOPAN, dedicada a la fabricación panadera y ubicada en el barrio Molinao de Pasajes.
Efectivos de la Policía Nacional mantenían los controles en los accesos a la localidad y el patrullaje por las calles de Rentería durante el día de ayer, mientras partidos políticos y otras entidades expresaban su condena del asesinato.
Entre otras condenas del atentado que costó la vida de Cándido Cuña, el Partido Nacionalista Vasco apela a la conciencia de los ciudadanos vascos "para tratar de erradicar esta violencia asesina que está arruinando el porvenir de un pueblo". La Asociación de Panaderos de Guipúzcóa ha convocado un paro del sector para la jornada de hoy en repulsa de la muerte de Cándido Cuña.
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