La oposicion crece a costa del desprestigio moral del régimen de Ferdinand Marcos
"Ferdinand Marcos no se da cuenta de que el movimiento de protesta contra su régimen. es muy diferente de los que hubo en los años sesenta o setenta", dice el obispo auxiliar de Manila, Leonardo Legaspi. "Antes, los manifestantes eran en su mayoría estudiantes y utilizaban un lenguaje marxista, lleno de referencias antiimperialistas. Ahora protesta la clase media alta, los hombres de negocios, y sólo piden que se haga justicia, al tiempo que muestran su indignación por la falta de explicaciones sobre el asesinato de Aquino".Esta indignación, junto con el serio deterioro de la situación económica, los 18.000 millones de dólares de deuda externa y los rumores sobre la salud del dictador, han creado las condiciones suficientes "para que caiga este régimen, e incluso uno más fuerte", en opinión del ex presidente Diosdado Macapagal. A la tradicional oposición política, representada parcialmente por Salvador Laurel, que se encontraba fragmentada y muy debilitada tras los 10 años de ley marcial, se ha sumado una nueva oposición, que podría calificarse de moral.
Así, el movimiento denominado JA-JA (Justice for Aquino, Justice for All) está formado por más de 60 grupos. Hay otras organizaciones, como Unido (United Nacionalist Democratic Organization), de carácter más político, y, por supuesto, está el partido Laban, del desaparecido Aquino, cuya ele inicial forman con la mano los manifestantes.
Detención inesperada
Después de las protestas multitudinarias en que se convirtieron el funeral y el entierro del líder asesinado y de los disturbios que causaron 11 muertes y cientos de heridos el pasado 21 de septiembre, ocurrió un inesperado suceso: la policía detuvo a Rogelio Pantaleón, vicepresidente de la compañía Ayala Corporation y director del Club de Empresarios de Makati. El motivo fue haber financiado la publicación de un folleto titulado Un tributo a Ninoy, que se consideró subversivo y que incluía, entre otras cosas, una pastoral del cardenal Jaime Sin. Este primer roceentre los altos ejecutivos del Wall Street de Manila y el régimen continuó días después, máxime cuando se revelaron los planes de editar un diario independiente titulado Veritas. La Iglesia va a participar también en este proyecto y su radio, del mismo nombre, Veritas, es la única que da información veraz.
La práctica de arrojar trocitos de periódico por las ventanas de los lujosos edificios de Makati comenzó, pues, como una protesta contra la prensa oficialista, pero pronto se convirtió en un acto de resistencia pasiva contra el régimen. A finales de la semana pasada, el fenómeno se contagió a la otra punta de la gran Manila, el barrio de Chinatown, donde tienen su sede también numerosas empresas. La policía miró sorprendida aquella lluvia de papel y cintas de máquina de escribir que le caía del cielo y, siguiendo órdenes, no intervino.
Pero, además de los ejecutivos y empresarios, el régimen tiene enfrente a la Iglesia católica. El cardenal Sin ha sido suficientemente explícito y tajante en sus pastorales y declaraciones. Dice el obispo auxiliar de Manila, tercero en la jerarquía de la Iglesia filipina: "El Gobierno debe responder a las acusaciones que se le han hecho sobre el asesinato de Aquino, no mediante esa comisión investigadora, que nadie se toma en serio, sino descubriendo la verdad. Sólo entorices podrá iniciarse el proceso de reconciliación nacional".
La oferta de reconciliación nacional, que según consultas hechas por este periódico tiene un relativo respaldo tanto en la oposición política como en la moral, fue hecha por el cardenal Jaime Sin al propio Marcos, el pasado 23 de septiembre, sin que haya obtenido respuesta hasta la fecha del palacio de Malacanang.
En síntesis, la Iglesia propone la creación de un consejo de reconciliación nacional compuesto por tres miembros del Gobierno -incluido el primer ministro, César Virata-, tres de la Iglesia -incluido el cardenal Sin-, dos de la oposición y dos del sector empresarial.
Pero los miembros más activos de la oposición preparan otros medios de presionar a Marcos, según anunció el pasado fin de semana Agapito Butz Aquino, hermano del político asesinado y hasta ahora actor ocasional de cine. El plan consiste en una huelga general en universidades, colegios y hoteles de lujo, a la que se sumaría un paro de un día en el transporte colectivo y, por lo menos, una semana de cierre de cines y teatros. El cardenal Sin, según dijo Butz Aquino, aprueba esta estrategia que tiene un único objetivo: obligar a Marcos a dimitir.
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