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31º Festival de Cine de San Sebastián

John Travolta, fiebre y brillantina

Es simple como un queso y tiene los ojos azules más bonitos que una ha visto nunca. Con la dentadura equina, como en las películas, pero infinitamente más sinpática, John Travolta, que llegó ayer al Festival, es, desde luego, un muchacho que cae bien. No puede decirse que a la hora de la entrevista resulte alentador. Responde con monosílabos o con frases muy cortas, el cuerpo suelto, de gimnasta callejero, y la cabeza en otro sitio.Si le preguntas cuáles son sus aficiones, te dirá que conducir su avioneta y disfrutar de la. familia. A este chico de Hillsdale, Nueva Jersey, el cine le ha dado popularidad y dinero, la posibilidad de creer en esa América de los americanos que convierte los sueños en realidad. Dicen que es sexy. No sé. Es tierno. Y quizá si consigues permanecer con él duranite varios días resulte hasta interesante. Pero así, entrevistado -mejor dicho, telegrafiado-, en una habitación de hotel, John Travolta es alguien que te cae simpático.

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Como dato, resulta que le encargó a Silvester Stallone esta continuación de Fiebre del sábado noche titulada Staying Alive, porque le encantó Rocky III. No es, precisamente, un amante de la introspección psicológica. Y está loco por Tony Manero, su personaje en las dos pelícylas, el muchacho del Bronx que consigue triunfar, en el primer filme a través de su éxito en las discotecas de barrio, y en este segundo en la comedia musical moderna.

Dice que Stallone le ha dirigido bien porque, siendo actor, consigue establecer una relación simpática con sus protagonistas. De Brian de Palma con quien ha trabajado en Carrie e Impacto, afirma que es un hombre estupendo y que va a trabajar con él en una nueva producción en la que hará de cantante de rock. De su propia vida poca cosa más añade: que se siente feliz por ser un símbolo generacional, la mascota de quienes creen que se puede destacar en una sociedad masificada a través del triunfo personal, que no le importa el fracaso porque ha aprendido -y esto es verdad, puesto que después de Grease las cosas empezaron a irle mal- que forma parte de las reglas del juego, que es algo sin lo que no puede existir el triunfo.

John Travolta, que empezó trabajando en Broadway, luego en la televisión y finalmente en el cine, que con Fiebre del sábado noche ganó millones, es ahora un fenómeno relativamente discreto. Las fans le acosan, pero no hasta el desmayo. Quizá por eso te dice que, aunque piensa seguir trabajando como actor, tiene también proyectos para dirigir películas como las que hace: sencillas, sin complicaciones, comerciales como él mismo. ¿Quizá acabará dirigiendo al propio Stallone?, le pregunto. Se echa a reír: «No creo que se deje. Aunque una vez él me lo comentó, y yo le respondí que sí, si soy lo bastante bueno. También le pregunto qué hará cuando Tony Manero envejezca: "Detenerme detener al personaje". En cuanto a él, dice que piensa seguir en esta historia sea como sea.

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