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31º Festival de Cine de San Sebastián

Ungría y Albania

Alfonso Ungría que, como Colomo, también tiene 38 años, se lanzó a la dirección cinematográfica proponiéndose metas imposibles o, cuanto menos, sorprendentes para los intermediarios y exhibidores que, desconcertados y sin arriesgarse, no supieron a qué carta quedarse con sus películas.Como medida de sondeo estrenaron mal El hombre oculto aunque hubiera sido presentada en el Festival de Venecia con cierto éxito, ni estrenaron Tirarse al monte, obra hermética y desde entonces maldita que retuvo la arriesgada invención de Ungría, aunque no por ello desapareciera del todo: Gulliver volvió a ser un trabajo insólito y, como tal, estuvo desprovisto del éxito. Fue en Televisión Española donde Alfonso Ungría logró armonizar sus impulsos con los criterios del mercado respetando las claves dramáticas de la pequeña pantalla, tan a menudo sujetas a la estructura de textos clásicos. Incluso para su siguiente largometraje profesional, Soldados, Ungría se inspiró en Max Aub, logrando así su mejor trabajo, el más coherente.

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Una aventura imposible

Este joven director dijo en una ocasión que su forma de expresión era "el graznido, escupiendo la mugre que deforma la música de nuestras voces". Ha pasado algún tiempo. Ahora, en La conquista de Albania, que acaba de presentar en el Festival de San Sebastián con suficiente espectación como para que el lendakari, Carlos Garaikoetxea, hiciera retrasar un día la proyección para acudir a ella personalmente, Alfonso Ungría no mantiene ya sus desorbitadas propuestas estéticas sino que generalmente se aviene a un tipo de narración más ortodoxo que el de sus primeros trabajos.

Lo cierto, sin embargo, es que la historia que narra es también la de una aventura imposible: la que propició Carlos II, hacia la mitad del siglo XIV enviando a un grupo de guerreros navarros a conquistar a la remota Albania.

La película refleja esa trayecto ría, tan similar si bien se mira a la del propio Ungría, pero, sorprendentemente, sin que él aporte más que el amor que le producen la causas perdidas: ha llegado la hora de, su reflexión indirecta como, que no alcanzó plenamente en la abigarrada serie dedicada a Cervantes, que realizó recientemente para Televisión Española.

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