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Entrevista:

Jarpa: "El general Pinochet manda y los ministros obedecen"

Declaraciones a EL PAIS del nuevo ministro del Interior y virtual vicepresidente de Chile

Pregunta. ¿A qué atribuye el enorme desgaste del Gobierno del general Augusto Pinochet y la actual crisis por la que pasa Chile?Respuesta. Chile pasa por una crisis similar a la de los demás países latinoamericanos, lo que, naturalmente, genera problemas y descontento. Desde el punto de vista político, el Gobierno mantiene el respaldo mayoritario de la opinión pública. En base a mí experiencia personal de contacto diario con distintos sectores de la sociedad -trabajadores, empresarios, gremios-, creo que la imagen del presidente Pinochet es bastante mejor de la que se está proyectando fuera.

P. ¿Ha sido su nombramiento impuesto al general Pinochet por sectores de las fuerzas armadas deseosos de promover una apertura política para solucionar la crisis económica?

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R. Falso. De acuerdo con la Constitución, los ministros son sólo secretarios de Estado designados por el presidente de la República. La política que se está desarrollando corresponde a iniciativas del presidente de la República y cuenta con el pleno respaldo de las fuerzas armadas.

P. ¿Teme el general Pinochet que usted le haga sombra?

R. Mis relaciones con el presidente son excelentes, porque él manda y los ministros obedecen. Si se equivocan o fracasan, se van. La imagen del presidente como jefe de Estado y los poderes que la Constitución le otorga no pueden vulnerarse a la acción de un ministro.

P. ¿Es cierto que usted quiso jurar su cargo después de la cuarta jornada de protesta nacional, la más sangrienta de todas, pero que el general Pindchet le obligó a hacerlo la víspera, el 10 de agosto?

R. Falso. Yo quise anticipar mi asunción al cargo para que el ministro anterior no apareciera yéndose como consecuencia de la protesta programada.

P. ¿Asume usted entonces la responsabilidad política, como mí nistro del Interior, de los 24 muer tos que hubo oficialmente durante la protesta?

R. La responsabilidad incumbe únicamente a los que organizaron la protesta y propiciaron la violencia.

P. En su conferencia de prensa celebrada la víspera de la quinta protesta nacional, que tuvo lugar el 8 de septiembre, usted no descartó que grupos de civiles pudiesen ser armados para defenderse de los manifestantes de las poblaciones, lo que ha sido interpretado por la oposición democrática como una invitación para desencadenar una guerra civil.

R. Me parece increíble que porque una persona se defienda se la pueda acusar de incitar a la guerra civil. En ese caso, la única manera de evitar un conflicto fratricida sería dejarse asaltar, rendirse de antemano. -A nadie le podemos garantizar sutranquilídad en su propia casa.

P. Durante la última protesta han aparecido, justamente, grupos de civiles que, con total impunidad, han disparado contra los manifestantes. ¿Significa esto la puesta en práctica de sus ideas?

R. Puede haber grupos interesados en atizar la violencia, pero sucede también que personas agredidas se defiendan. Se ha dado el caso de automovilistas bloqueados en las poblaciones a los que las turbas intentaron, primero, sustraerles dinero exigiéndoles el pago de un peaje para cruzar la zona y, finalmente, acabaron desvalijándoles sin más miramientos. A veces, cuando el conductor o el pasajero tenía un arma a su alcance, la ha utilizado. En medio de tanta confusión es difícil detener a todos los que han estado involucrados, en los incidentes. P. ¿Por qué los carabineros golpearpn a varios periodistas, y concretamente a Ma~rie Christine Raitberger, corresponsal en el Cono Sur del diario francés Libération?

R. La policía no tiene instrucciones de molestar, ni mucho menos golpear, a los periodistas. Pero a veces es imposible identificarlos cuando participan en desórdenes callejeros. En uno de estos desórdenes, la periodista Raitberger sufrió el golpe de una pedrada. Es falso que haya estado grave por este golpe, según diagnosticó el médico. Pero ya abandonó la elegante clínica en la que estuvo internada a costa del Gobierno,de Chile.

P. ¿Qué piensa del llamamiento realizado por monseñor Juan Francisco Fresno, arzobispo de Santiago, pidiendo el restablecimiento de una democracia plena y criticando la dureza de la represión?

R. A propósito de la primera parte, estoy totalmente de acuerdo. Respecto a la segunda, me parece que no es justo plantearlo en esos términos. Pero tengo la intención de ir a conversar con él, y le voy a poner en antecedentes.

P. ¿Qué opinión le merecen los métodos de la policía política de la Central Nacional de Inteligencia?

R. Ha sido bastante eficiente, porque ha conseguido frenar al terrorismo, lo que representa un trabajo de difícil realización. Obviamente, lo ideal sería poder prescindir de estas policías antiterroristas. A la policía sólo se la puede juzgar, en definitiva, haciendo un balance, y si sumamos ventajas e inconvenientes, creo que todos los chilenos estamos agradecidos, porque aquí el terrorismo no alcanza los niveles de otros países latinoamericanos.

P. ¿Cómo explica que el Gobierno de Chile haya sido condenado en casi 10 ocasiones por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas?

R. Cuba es el país que todos los años encabeza, con el respaldo de los países socialistas, estas acusaciones. Bien sabido es que son precisamente estos países los que se caracterizan por sus atropellos de los derechos humanos. Por eso, sus acusaciones hipócritas no nos preocupan. En la ONU, tampoco se las toman en serio. Empezaremos a tomárnoslas en serio cuando Cuba permita visitar sus cárceles a la Cruz Roja Internacional.

P. En más de una ocasión ha mencionado la posibilidad de adelantar los plazos para anticipar la restauración de la democracia, que, según la Constitución, podría tener lugar, en el mejor de los casos, en 1989, cuando finalice el mandato del general Pínochet. ¿El adelanto de los plazos sólo concierne a la creación de un órgano legislativo o afecta también al mandato del presidente?

R. He señalado que entre los temas en estudio está la posibilidad de anticipar la elección del Congreso. El mandato presidencial se cumplirá, en cambio, en los términos señalados por la Constitución.

P. ¿Qué ocurriría si el general Pinochet pidiese en 1989 a la Junta Militar que le designase para, tras someterse a un plebiscito, permanecer en el poder durante un nuevo mandato?

R. Ese tema no se ha propuesto ni está en estudio.

P. ¿Cuál fue su respuesta cuando, en la primera reunión que mantuvo en agosto con la oposición de la Alianza Democrática, ésta le pidió la renuncia del presidente Pinochet?

R. En esa reunión ocurrió lo siguiente. Ellos me quisieron entregar un manifiesto, que yo rechacé. Pero, aunque no lo llegué a estudiar, creo que en un párrafo se sugería de forma muy sutil que sería bueno que el presidente renunciara a su cargo, como hizo el primer presidente de Chile, Bernardo O'Higgins, en 1823. Yo les dije que estaba dispuesto a aceptar el manifiesto. El tema no fue, por tanto, ni siquiera planteado a través de un documento escrito. Pero, si lo hubiese sido, no me lo habría tomado muy en serio, porque en el fondo no pretenden que eso se llegue a producir. En el fondo saben que la opinión pública puede estar en contra de una determinada política económica que le causa ciertos perjuicios, pero no por eso es partidaria de prescindir del presidente. Yo diría que esta supuesta reivindicación de Alianza Democrática es más bien un reclamo publicitario.

P. ¿En ninguna circunstancia el Partido comunista y el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria podrán volver a participar en la vida política chilena?

R. No podrán, por ser enemigos del sistema democrático que los chilenos anhelan. En el caso de los comunistas, siempre han actuado como agentes del imperialismo soviético, representando un peligro para la soberanía y la independencia de Chile. En cuanto al MIR, es una organización terrorista y criminal, como ha quedado demostrado en múltiples ocasiones. ¿Dejaría el Gobierno español participar a ETA en el juego democrático?

P. Entonces, ¿quién estará autorizado a participar en el juego democrático?

R. En Chile, el partido socialista ha sido un socio del partido comunista. Incluso en algunos aspectos estaba más a la izquierda que los comunistas. Ojalá surja de nuevo una fuerza socialdemócrata como la que ya conocimos en los años treinta.

P. ¿Intenta usted crear un movimiento de apoyo al régimen militar?

R. El movimiento está latente y ya ha empezado a organizarse. Será mucho más fuerte y amplio que cualquiera de los antiguos partidos. El Partido Nacional que yo encabecé pertenece a un esquema político superado. P. ¿Cree usted, que fue hasta hace un mes embajador en Buenos Aires, que los militares chilenos tienen algo que aprender de los argentinos, que potenciaron con éxito el comercio con la URSS?

R. Frente al marxismo hay que definirse. Cada país tiene sus propios problemas y debe buscar soluciones adecuadas. Durante la Unidad Popular tuvimos lazos comerciales con la URS S, pero el intercambio no funcionó en absoluto.

P. ¿Comparte usted la opinión del general Pinochet, que el 12 de junio pasado afirmó que la Prensa europea y norteamericana está influenciada por el marxismo cuando trata temas relacionados con Chile?

R. Estoy convencido de que deforma todo lo que pasa en Chile, limitándose a publicar noticias negativas, y no positivas. Aquí se han entregado, por ejemplo, este año miles y miles de títulos de propiedad a campesinos y pequeños propietarios urbanos. Sobre eso no se escribe en la Prensa internacional; pero ¡ay! de nosotros si detenemos a un sacerdote extranjero, aunque sólo sea para comprobar su identidad, porque esa noticia dará la vuelta al mundo. Es lógico, en estas condiciones, que la imagen del presidente Pinochet en el extranjero sea negativa.

P. ¿Por qué ha vuelto usted a la política tras 10 años de alejamiento?

R. Porque cuando uno puede ayudar en un momento difícil no puede negarse. Mi único y verdadero interés, créame, es vivir y trabajar en el campo.

P. ¿Aceptaría usted, en circunstancias excepcionales, ser presidente de Chile?

R. Mire, espero que esas circunstancias no se den, y si se dieran, creo que no aceptaría.

P. ¿Sigue usted pensando, como declaró al diario Las Últimas Noticias del martes pasado, que el líder sindical encarcelado, Rodolfo Seguel, en huelga de hambre desde hace 10 días y que ayer tuvo que ser ingresado en la enfermería de la cárcel, sigue una cura de adelgazamiento? R. No sé que pretende el señor Seguel. Puede ser una cura o simple publicidad.

P. ¿Qué le queda a usted de la ideología nazi de su juventud, cando militaba en las filas de la rama juvenil del Partido Nazi Chileno?

R. Mire, por un motivo o por otro, todas mis biografías están equivocadas. En Chile sólo existió un grupo nazi, compuesto por inmigrantes alemanes. También se creó en 1934 el llamado Movimiento Nacional Socialista, cuya ideología distaba mucho del nazismo, y al que yo, además, no pertenecí, porque tenía entonces 13 años y estaba interno en un colegio, del que no salía ni siquiera los fines de semana. Participé por priera vez en política en 1939, cuando todos esos partidos ya habían desaparecido. En Chile, los grandes partidos del nazismo alemán fueron los comunistas, después del pacto concluido entre Hitler y Stalin para repartirse Polonia.

P. ¿Sigue usted siendo el mismo hombre que en 1973 quiso pegar durante un debate en televisión al dirigente comunista Orlando Millas, que se salvó de sus golpes gracias a la enérgica intervención del moderador del programa?

R. No he cambiado. Los chilenos no acostumbramos a aceptar injurias.

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