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Madrid, entre la distensión y la guerra fría

El jefe del Alto Estado Mayor soviético insiste en que el 'jumbo' espiaba para Estados Unidos

Dos cohetes disparados por un avión de caza de la defensa antiaérea de la URSS derribaron al jumbo surcoreano, reconoció ayer -más de una semana después de la tragedia que ha costado 269 vidas- el segundo hombre de la jerarquía militar soviética, mariscal Nikoial Ogarkov, que a la vez es el primer viceministro de Defensa y jefe del Alto Estado Mayor de la URSS.

FÉLIX BAYÓN, Moscú

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Ogarkov revelaba así abiertamente. algo que hasta el momento sólo había sido sugerido y proporcionaba además algunos detalles sobre cómo sucedió este incidente, que ha dado lugar a la crisis más seria de las relaciones entre el Este y el Oeste en los cuatro últimos años.Con bastante temple, el jefe del Alto Estado Mayor soviético se enfrentó -durante dos horas, y por primera vez en su vida- a las preguntas de los corresponsales extranjeros en un encuentro no carente de tensiones. Junto al militar había dos políticos -el jefe del departamento de información internacional del Comité Central, Leónidas Zamiatin, y el primer viceministro de Asuntos Exteriores, Gueorgui Kornienko-, pero fue el mariscal Ogarkov el que llevó en todo momento la voz cantante, como si se quisiera dejar bien claro que todo obedeció a una rutinaria decisión castrense.

Moscú, informado

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Fue precisamente la incógnita sobre quién y dónde se tomó la decisión de derribar al jumbo la que motivó buen número de pre guntas. El mariscal Ogarkov respondió que la orden fue dada por el mando local de la defensa antiaérea. Moscú, añadió, fue informado oportunamente. Pero aunque no quedó nada claro si esta información se produjo antes o después de que el caza soviético disparara dos cohetes contra el avión surcoreano, Zamiatin terminaría agregando que las instancias políticas conocieron el incidente cuando ya había concluido.

En esta ocasión, no se insistió tanto en el asunto de que el jumbo llevara sus luces apagadas, tema éste reiteradoen las ante riores versiones. Sin embargo, al ser interrogado sobre este oscuro aspecto del incidente, Ogarkov terminó reconociendo indirectamente la autenticidad de las grabaciones realizadas por los japo neses, que recogen los diálogos mantenidos entre los pilotos soviéticos.

Confusión con las luces

El mariscal dijo que uno de los pilotos confundió las luces de otro avión de caza con las del jumbo, y fue por ello por lo que en las cintas se hablaba de que el avión llevaba iluminados sus pilotos de navegación y lanzaba destellos con los faros.

Con la ayuda de un inmenso mapa de la zona, que se encontraba expuesio en el estrado, el jefe del Alto Estado Mayor soviético abrió la conferencia de prensa con un relato sobre cómo se sucedieron los acontecimientos.

Los radares soviéticos localizaron por vez primera al jumbo a las 4.51 horas del día 1 dé'septiembre (19.51, hora peninsular del día anterior), cuando se encontraba a unos 800 kilómetros al noreste de Petropaulovsk, la ciudad en la que se encuentra la principal base militar de la península de Kamchatka. En ese momento, el avión se encontraba ya a unos 500 kilómetros fuera de la ruta habitual. Antes, los radares de la defensa antiaérea habían localizado también a un avión de reconocimiento norteamericano del tipo RC-135. Ambos aviones terminaron acercándose y volaron juntos durante unos 10 minutos, añadió el mariscal.

Fue entonces cuando el mando local de la defensa, antiaéreal catalogó al avión surcoreano como nave espía. Cuatro cazas soviéticos salieron al alcance del jumbo cuando a las 5.30 horas éste estaba ya sobre la. península de Kamchatka. Desde aquel momento, y hasta las 6.20 horas -cuando el jumbo volvería a violar por segunda vez el espacio aéreo soviético sobre la isla de Sajalin-, se sucedieron les diversos intentos, ya relatados en anteriores comunicados oficiales del Kremlin, de interceptar al intruso.

Sobre la isla de Sajalín, seis cazas de -a URSS -Mig23 y Sujoi-15- participaron en la persecución del jumbo, según reveló Ogarkov. Sobre las seis, el jumbo comenzó a alterar su rumbo, altura y velocidad, y dio una vuelta sobre instalaciones de cohetes soviéticos y otros importantes objetivos militares, dijo el mariscal.

A las 6.20 horas -como última advertencia-, uno de los cazas lanzó cuatro ráfagas de proyectiles trazadores, realizando un total de 120 disparos. Cuatro minutos después se dio, por fin, la orden de derribar al aparato, que se cumplió con la ayuda de dos cohetes aire-aire.

Por lo demás, lo dicho ayer en la conferencia de prensa no difiere en nada de lo que viene manteniendo el Kremlin durante la última semana: el jumbo realizaba una misión de espionaje para Es tados Unidos, y por eflo Washington tiene toda la resiponsabilidad al respecto. La defensa antiaérea no sabía que se trataba de un vuelo comercial y se limitó a cumplir su deber, cosa que volverá a hacer si es necesario, advirtió el mariscal Ogakcov.

La primera reacción oficial en Washington a esta conferencia de Prensa, ofrecida por un portavoz de la Casa Blanca, fue calificar de "insuficientes" las declaraciones del alto militar soviético, según informa la agencia' France Presse.

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