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El viejo mito de la reforma agraria

En España, la reforma agraria ha sido uno de los frustrados mitos legados por su historia moderna que, en Andalucía, ha tenido una particular virulencia. Cuando, meses atrás, los socialistas eran tan sólo aspirantes al poder, en sus alforjas electorales la reforma agraria andaluza era una de las esperanzas del cambio. El viejo mito volvía a resurgir con ropajes adaptados a los tiempos actuales. Dentro de unas semanas Alfonso Guerra y Rafael Escuredo explicarán por las tierras del Sur la reforma agraria socialista y, como preludio, los sindicatos campesinos han comenzado a movilizar a sus afiliados bajo el sol de agosto, dando a entender que no admitirán imposiciones extrañas a los intereses de los sufridos trabajadores del campo andaluz.El estereotipo de la Andalucía hambrienta ha sido utilizado alegremente por el sensacionalista de turno y la derecha conservadora. En los tiempos que corren, esta visión de la Andalucía negra no se corresponde a la realidad Aunque todos los sectores implicados en el sector agrario anda luz se muestran muy preocupados por la situación actual, con la mirada puesta en la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, que repercutirá fuertemente en el campo anda luz, han sido los sindicalistas lo que han puesto fin a la tregua tácita dada al Gobierno socialista, para que ponga remedio a la situación social del jornalero, penitente semanal del empleo comunitario, un regalo de la Administración que ha servido como válvula de escape a la agitación campesina.

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Tregua en las movilizaciones de jornaleros andaluces

La reforma del sistema de empleo comunitario, anunciada por el Gobierno para el próximo año, ha sido la bandera reivindicativa levantada por la Federación del Campo de CC OO para iniciar este verano y continuar en el otoño las movilizaciones de los jornaleros. Junto a ello se ha utilizado también el descontento existente entre los jornaleros por los recortes que la Administración está llevando a cabo en los censos agrarios, con objeto de clarificar esta lucha está la reforma agraria integral propugnada por el partido comunista, y que los dirigentes campesinos de CC OO aceptan como alternativa válida.

Reforma del empleo comunitario

Desde hace algunos años, otros sindicatos minoritarios se han ido abriendo paso en el campo andaluz a base de acciones espectaculares, el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), liderado por dos hombres que han tenido amplia resonancia en los medios de comunicación, Francisco Casero y Diamantino García. Con el Gobierno socialista el SOC ha jugado a dos cartas: por una parte, negociando con la Administración los grandes temas del campo andaluz, y, por otra, presionando con acciones sorpresivas sobre la tierra, ocupando fincas, como la de El Indiano.

En las circunstancias actuales, la Federación de Trabajadores de la Tierra de UGT ha mostrado su apoyo a las medidas planteadas por el Gobierno, denunciando las agitaciones campesinas de los otros sindicatos como coartadas políticas.

La reforma agraria es uno de los grandes empeños asumidos por el Gobierno autónomo andaluz, a cuya cabeza figura Rafael Escuredo. De todas formas, el apoyo para su realización vendrá de la mano del Gobierno central. Por ahora no se conocen públicamente los presupuestos de la misma y habrá que esperar al mes de septiembre para que Escuredo y Guerra lo hagan en un viaje prometido por las tierras andaluzas.

A la espera de que esto ocurra, el otro tema candente es el de la reforma del sistema de empleo comunitario que el Gobierno tiene previsto poner en marcha a partir del 1 de enero, y que se basa en tres puntos esenciales: formación agraria, fondo ocupacional y un subsidio de desempleo para los trabajadores agrícolas. Con estos tres puntos, los tres sindicatos se muestran conformes, como así lo indicaron en las reuniones que, por separado, tuvieron a principio de este mes con el delegado del Gobierno en Andalucía, Leocadio Marín.

Mientras la Federación del Campo de CC OO está aprovechando el descontento existente entre los jornaleros para presionar en las negociaciones para la aplicación de la reforma del sistema de empleo comunitario, y con vistas a un futuro próximo, en las que habrá sobre el tema de la reforma agraria, los dirigentes del SOC manifiestan a los cuatro vientos que los móviles de su sindicato no son los mismos que los de CC OO. "Tierra y trabajo'" es el lema que han adoptado para sus últimas acciones en la sierra sur sevillana. No sin cierto misticismo en sus planteamientos, los hombres del SOC van a la caza y captura de las tierras de los terratenientes, demandando cultivos sociales y trabajo fijo.

Otro hecho a tener en cuenta, de cara a la conflictividad actual, es la tensión existente entre la dirección andaluza de CC OO (COAN) y su Federación de Sindicatos del Campo, cuyo secretario general es Juan Antonio Romero, un hombre que comparte este cargo con el de diputado del Parlamento andaluz. Presionado por la base, la COAN apoya las movilizaciones siempre que éstas no se salten la legalidad, y ya en esta semana ha tenido varios sobresaltos con las ocupaciones de fincas y los cortes. de carreteras que han protagonizado los jornaleros que secundan a la Federación del Campo.

Como fuerza opositora a la izquierda del PSOE, los comunistas andaluces también han dejado bien claras sus intenciones de convertir el tema de la reforma agraria en un gran debate para los andaluces, como así lo manifestaron esta semana los dirigentes del Partido Comunista de Andalucía (PCA), tras la cumbre que mantuvieron en Sevilla. Una semana en la que la escalada en la agitación social ha ido en aumento y que ha servido de prolegómeno al otoño caliente en el campo andaluz, que a todas luces se avecina, mientras el Gobierno se muestra firme en su postura y trata por todos los medios de evitar la violencia.

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