Fuerzas de la oposición chilena forman la Alianza Democrática y plantean la sustitución de Pinochet

La sustitución del presidente chileno, general Augusto Pinochet, por un gobierno de transición que, dentro del plazo de dieciocho meses, convoque elecciones y traspase el poder a los legítimos representantes del pueblo, fue planteada el sábado en Santiago de Chile por un amplio espectro de dirigentes políticos que firmaron un manifiesto y anunciaron la creación de la denominada Alianza Democrática, pocos días antes de una nueva jornada de protesta nacional.

La coalición, que estará integrada por fuerzas políticas que van desde la derecha democrática hasta los socialistas, fue anunciada en el marco de un multitudinario almuerzo ofrecido el sábado en honor del líder demócrata cristiano Gabriel Valdés.Valdés fue acusado recientemente por el Gobierno militar de promover la impresión y distribución de panfletos en contra del régimen. Valdés lo reconoció así ante los tribunales de justicia y éstos, en un fallo considerado histórico en el país, decidieron dejarle en libertad considerando que no constituía delito oponerse pacíficamente al gobierno.

La reunión, a la que asistieron unas 2.000 personas de todos los sectores políticos y sociales de la nación, fue considerada un hito fundamental en la construcción de una alianza de la oposición que logre aglutinar el mayoritario descontento nacional.

El programa que propone la Alianza Democrática consta de cuatro puntos: 1) la búsqueda de un acuerdo nacional sobre una nueva constitución política que contemple los puntos de vista de la mayoría; 2) convocatoria de un plebiscito para establecer una asamblea constituyente que ejerza las funciones legislativas (ahora en manos de su junta de gobierno); 3) que el jefe del Estado renuncie al cargo para dar paso a un cambio en la conducción política de la nación, y 4) la constitución de un Gobierno provisional de transición, con el respaldo de la Alianza Democrática, el cual, en un plazo de 18 meses debería preparar el retorno a la normalidad democrática.

Nueva jornada de protesta

El principal orador de la jornada fue Gabriel Valdés, quien recordó que la protesta nacional del próximo jueves día 11 no sólo tendrá un carácter antipinochetista, sino también representará un apoyo explícito a este plan. "A la cuarta jornada de protesta agregamos ahora esta propuesta", dijo, y planteó "que el sonido de las cacerolas suba a tal nivel que lo oiga hasta el Gran Sordo".

Valdés se refirió también al anuncio hecho recientemente por el general Pinochet de ordenar el estudio de cuatro importantes leyes políticas, hoy inexistentes. Dijo que "esos gestos de ordenar estudios para 1989 no son más que migajas que se entregan al pueblo" y que "esta nueva faceta del autoritarismo caerá en la propia trampa de su mentira". Explicó que la Alianza Democrática ha llegado a acuerdos sobre diez puntos y constituirá la base del diálogo para un gran acuerdo nacional. Estos puntos se refieren a la elaboración de un plan de emergencia económico, el respeto a los derechos humanos, la tolerancia recíproca, el reconocimiento de la existencia de situaciones de conflicto que deben ser superadas por medio del consenso, el respeto de los derechos de los sectores más postergados, el sufragio secreto y universal, el retorno de las Fuerzas Armadas a sus funciones específicas, la creación de una nueva legislación laboral que respete el derecho de huelga, la autonomía universitaria y la democracia como forma de vida del país y de las personas.

Respecto a los nombres de los integrantes de la denominada "Alianza Democrática", así como sus planes y objetivos específicos, dijo que serán dados a conocer en los próximos días, ya que se están terminando de redactar. Especificó que concurren a este acuerdo las corrientes de la derecha republicana (no fascista), la socialdemocracia, los radicales, los democratacristianos y los socialistas.

Asistieron al almuerzo el líder sindical Rodolfo Seguel y numerosos dirigentes laborales, varios presidentes de colegios profesionales, el dirigente de tendencia socialdemócrata, Eugenio Velasco, quien pocas horas antes había llegado al país tras siete años de exilio, y el presidente de la Comisión Chilena de derechos humanos.