_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La 'escalada' en Centroamérica

EL ENVÍO de una flotilla de Estados Unidos a Centroamérica, las grandes maniobras que comenzarán el 1 de agosto y que están calculadas para seis meses, la conferencia de prensa de Reagan, el envío de un representante especial a El Salvador -Stone- y el nombramiento de Kissinger parecen calcados del inmenso plan estratégico de los años sesenta que se denominó escalada: en breves palabras, la respuesta por peldaños, o coeficientes, a las acciones del enemigo, con el fin de disuadirle o al menos de hacerle ver que su acto produciría inmediatamente una reacción superior. La escalada tuvo una primera prueba en Vietnam, y fue funesta. El enemigo producía acciones o respuestas imprevisibles y los estrategas de la escalada hubieran tenido que llegar al ataque directo a la URSS o a China, incluso a los dos. Lo que se comprobó entonces, frente a un enemigo determinado -el Vietcong-, fue que el crecimiento peldafflo a peldaño no sólo no contenía la ofensiva, sino que comprometía especialmente al escalante, que finalmente tuvo que retirarse.Desde entonces no se ha vuelto apenas a mencionar lo que 20 años atrás parecía una innovación absoluta en el juego estrategia-política. No se utiliza ahora el vocablo para este crecimiento de la actividad militar de Reagan con respecto a Centroamérica, pero se está realizando. El pensamiento de Reagan es, como se sabe, arcaico. Llegado demasiado tarde a la Presidencia de la nación, mantiene principalmente las creencias de su juventud, tanto en la política social, fiscal y económica para el interior, como en por lo menos dos grandes conceptos de aquella época: la guerra fría y su compañera menor, la escalada. Su idea general es la de que la URSS se ha beneficiado y Estados Unidos se ha deteriorado por no agotar las posibilidades de la política de fuerza. Aunque a simple vista parece que el deterioro en la URSS -desde el punto de vista de la expansión material como desde el ideológico, al mismo tiempo que se estanca su nivel de vida interior- es mucho más grave que el de Estados Unidos, incluso que el de Europa occidental -tan seriamente agredida en su economía-, una parte de la política de Reagan consiste en creer y hacer creer lo contrario. La aprobación por las cámaras del presupuesto necesario para construir los misiles MX parece que abona su suposición.

El pensamiento de Reagan está ahora, o va a estarlo, modernizado por el de Kissinger. Pero Kissinger fue quien aplicó la escalada a Vietnam con una convicción extraordinaria. La lección que aprendió entonces a juzgar por sus declaraciones posteriores.- fue la de que el crecimiento de la fuerza en Vietnam fue demasiado lento, demasiado académico, y ello ocasionó la derrota final. Su idea actual parece ser la de que cualquier actuación en Centroamérica hay que realizarla con decisión y energía, como de una sola vez. Coincide con la urgencia de Reagan. El presidente no sólo ve que la situación se deteriora a diario, que miembros importantes de su Administración se desprenden de él y que la opinión pública aparece muy inquieta por el riesgo de intervención, sino que le queda poco más de un año para las nuevas elecciones y, sobre todo, para pasar a la historia como un hombre positivo y de gran sabiduría.

Hay, por tanto, todos los riesgos de una precipitación en Centroamérica, incluso para desmantelar unas negociaciones (a las que, lógicamente, debe dar y da toda la consideración posible en sus declaraciones) que, según él, no consiguen más que ganar tiempo para el fortalecimiento del enemigo. Los negociadores o mediadores se ven, a su vez, presionados por el propio Reagan, cuyas condiciones de paz son inalcanzables.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Reagan está ya dando la impresión de que la posibilidad de guerra generalizada en Centroamérica y la intervención de soldados y armas de guerra de Estados Unidos -en cualquier forma que se presenten- es algo que puede suceder en cualquier momento. Puede tener razón, y que apurar los términos de guerra fría y escalada, sobre todo en esa zona del mundo, fuerce soluciones que sean favorables a Estados Unidos. Pero puede equivocarse, y las consecuencias serían gravísimas: sobre todo para su propio país, que en estos momentos aparece como el más alarmado por lo que está sucediendo. Una conversión de Centroamérica en algo parecido a Vietnam, o solamente a lo que está sucediendo ahora en el Oriente Próximo, con una intervención directa de Estados Unidos, no atraería una guerra mundial -la URS S contemplaría con un enorme regocijo la situación, pero desde lejos, consciente de su propia capacidad dísuasoria para cualquier ataque directo- y la conciencia y la economía mundiales sufrirían un sobresalto enorme. Tampoco hay ninguna seguridad de que se circunscribiese a la zona centroamericana apuntada; produciría reacciones en cadena en todo el continente y en el Tercer Mundo.

Es posible que Reagan, o sus consejeros, o el aparato estratégico y político que le sustenta, sepan hasta dónde puede llegarse demasiado lejos. Pero el número de factores de lo imprevisible es demasiado grande

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_