Portugal admite la instalación de armas nucleares en su territorio
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
El Gobierno de Lisboa admite la eventual instalación de armas nucleares de la Alianza Atlántica en territorio portugués "en caso de necesidad para la defensa del mundo occidental". Estas declaracíones del dirigente socialista Antonio Campos a la emisora católica portuguesa Radio Renascença han provocado sorpresa y preocupación en los medios políticos portugueses.Se recuerda que Mario Soares se molestó durante la carrera electoral de abril último contra 4na campaña desarrollada contra el Partido Socialista en base a una supuesta aceptación de la instalación de armas nucleares en Portugal a cambio del apoyo de la Adminístración Reagan a un Gobierno socialista en Lisboa. Las declaraciones de Antonio Campos, secretario de Estado adjunto del primer ministro para los Asuntos Políticos, han sido interpretadas como el reconocimiento oficial de que los rumores tenían fundamento.
Pero se sabe ahora que el tipo de armas que podrían eventualmente ser instaladas en Portugal no pertenece a la categoría de los euromisiles. Se trataría de habilitar bases aéreas y navales lusas para recibir, temporalmente o de modo permanente, bombarderos B-52 y submarinos equipados con ojivas nucleares. Comisiones técnicas militares norteamericanas han visitado en varias ocasiones las bases de la fuerza aérea portuguesa de Monterreal, Cortegaña y Beja. Según fuentes castrenses, esta última, actualmente cedida a la fuerza aérea alemana, es la que dispone de las estructuras e infraestructuras más adecuadas para recibir los B-52.
La isla de Porto-Santo, en el archipiélago de Madera, reuniría, por otro lado, excelentes condiciones para la creación de una base submarina de gran profundidad, que los submarinos podrían abandonar o alcanzar sin necesidad de subir a la superficie.
