Persisten numerosos desacuerdos en las negociaciones hispano-marroquíes, cuya conclusión está prevista para hoy
"En mi país yo soy dueño y señor. No te concederé ningún privilegio más que a cambio de otros privilegios. Tú quieres pescar en mis aguas territoriales, y yo quiero que mis mercancías transiten por tu territorio". Así se expresaba ayer el editorialista del diario Risalat Al Umma (La carta de la comunidad), órgano oficial del partido Unión Constitucional, del primer ministro marroquí Maati Buabid. "Tu te quieres aprovechar de la presencia que me impones en mi propio territorio, y yo te digo que no te lo dejaré hacer, me quieres sangrar, y te lo impediré", concluía el citado editorial. Mientras, hoy está previsto que finalicen las negociaciones hispanomarroquíes, persistiendo numeroso desacuerdos, en los aspectos técnicos, que de mantenerse supondrían una inevitable reducción de las cuotas para las cuotas pesquera española.
En este ambiente, que refleja la citada nota del periódico del primer ministro marroquí, tuvo lugar ayer en Rabat un segundo encuentro entre técnicos marroquíes y españoles. La conversación, en la que sólo participaron por parte española Miguel Oliver, secretario general de Pesca, y Javier Conde, consejero comercial de la Embajada de España en Rabat, estuvo dedicada a cuestiones técnicas, relacionadas todas ellas con el deseo marroquí de implantar controles para hacer efectiva la reducción del esfuerzo pesquero por parte de España.El tamaño de las mallas de pesca, la distancias de la costa, las profundidades, las artes a emplear -factores todos que inciden en el rendimiento de la pesca-, fueron tratados todos ayer con un sentido restrictivo por parte de Marruecos.
De acuerdo con miembros de la delegación española, algunos puntos planteados por los marroquíes fueron aceptados directamente después de discusión, y otros han quedado abiertos, pendientes de nuevas consultas por ambas delegaciones con sus respectivos gobiemos, para la negociación final y global que tendrá lugar probablemente hoy.
En cualquier caso, la discusión de ayer es la última de las dos conversaciones técnicas ya celebradas, y ahora sólo queda el maratón político, global y final, cuya fecha y hora debió ser anunciada ayer mismo al embajador de España, Raimundo Bassols, por el jefe de los negociadores marroquíes, el superministro de Economía, Taieb Bencheij.
"Independientes del alarmismo transmitido a la prensa por los armadores españoles", afirmaron a EL PAIS portavoces de la delegación española, "y sin que ello prejuzgue ningún optimismo fuera de lugar, las negociaciones técnicas han sido muy duras, han quedado muchos puntos abiertos para la negociación política final, pero es aún prematuro pronuncirse sobre el resultado de estas negociaciones".
En realidad, en Marruecos se ha negociado con vistas a llevar a la parte española a una reducción sustanciosa del esfuerzo pesquero, que, a pesar de las peticiones de que esa reducción sea escalonada en dos, tres o cuatro años para que se pueda proceder. a la reconversión de la flota, es muy posible que incluso en el caso de que haya acuerdo, el Gobierno español deba preparase desde ahora para este nuevo problema de indudable incidencia social y económica.
Sin presión de los armadores
Esta es la primera vez, no obstante, que una delegación española negocia en Rabat sin las presiones de la presencia entre bastidores de los armadores, que en ocasiones anteriores se trasladaban a la capital marroquí para seguir las negociaciones y tratar de influir en ellas. Esta vez, sólo ha viajado a Rabat José Ramón Fontán, presidente de la ANACEF (Asociación Nacional de Armadores para la Pesca de Cefalópodos) canaria, que precisamente se queja de que los interesados se vean marginados de la negociación.
En cualquier caso, el breve editorial, citado al principio, del períódico del primer ministro, Maati Buabid, permite temer que si las negociaciones parciales y técnicas, han sido enormemente dificultosas, las políticas finales pueden serlo aún mucho más. Parece fuera de duda que los marroquíes solicitarán la autorización del tránsito de sus cítricos a través de España, y otras numerosas contrapartidas en materia de transportes, ayuda financiera y crediticia, y asistencia técnica. En cuanto a los créditos, la parte española no se ha mostrado remisa a conceder otros nuevos, pero a condición de que sean saldadas las deudas por los anteriores.
Lo más inquietante del editorial citado es la soterrada vinculación que hace del contencioso de Ceuta y Melilla con esta negociación, que se ha manifestado a través de las protestas diariamente recordadas por la prensa marroquí sobre los perjuicios que causa a la economía de este país la existencia de los puertos francos españoles de Ceuta, Melilla y Canarias.
Aunque no es probable que el tema de Ceuta y Melilla surja en esta negociación, desde un punto de vista político, no se puede ignorar que el primer ministro marroquí, Maati Buabid, gran ganador con su nuevo partido, Unión Constitucional, en las recientes elecciones municipales, había incluido como uno de los puntos del programa de su segundo Gobierno, formado en noviembre de de 1981, la consecución "de la unidad territorial de Marruecos", un eufemismo con el cual se significa la recuperación de Ceuta y Melilla.
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