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La muerte de dos periodistas norteamericanos eleva la tensión entre Honduras y Nicaragua

La muerte de dos periodistas norteamericanos en la frontera de Nicaragua y Honduras ha introducido un tono bélico en las acusaciones de sus respectivos Gobiernos. Managua interpreta la versión oficial del suceso como una trama de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para justificar una agresión a gran escala contra su país. Tegucigalpa entiende, por su parte, que los sandinistas han demostrado con esta acción estar dispuestos a desencadenar una guerra internacional.

Ronald Reagan ha calentado la polémica al manifestar que los informadores fueron víctimas de un ataque deliberado contra un objetivo no militar reconocido. Más matizada fue la respuesta del secretario de Estado, George Shultz, que después de asumir la explicación oficial (un disparo efectuado desde territorio nicaragüense) añadió que los periodistas transitaban por una zona de alta peligrosidad.El tráfico civil en la carretera de Las Trojes a Cifuentes (25 kilómetros) ha quedado suspendido, impidiéndose así por parte de la Prensa una investigación directa para aclarar numerosos puntos oscuros de la versión oficial. El canciller nicaragüense, Miguel D'Escoto, supo aprovecharlos hábilmente en una rueda de Prensa en la que más que a contestar se dedicó a plantear preguntas.

"¿Con qué intención se hizo aparecer como muerto a William Mc Writer, de la revista Times? ¿Existía un plan para atraer a los tres periodistas a una trampa mortal? ¿Una salida imprevista de Mc Writer impidió que cayera como víctima de la conspiración para asesinar a los tres?". El canciller puso en duda que el suceso se produjera realmente donde se ha dicho y que haya habido testigos del mismo. Negó, en cualquier caso, que en esa zona y en ninguna otra de la frontera con Honduras se hubieran registrado disparos a lo largo del pasado martes.

D'Escoto atacó a fondo uno de los flancos más débiles de la versión oficial, que señala que el coche de los periodistas fue alcanzado por un disparo de lanzagranadas cuando se encontraba a tres kilómetros y medio de la línea fronteriza. "No soy un experto militar", agregó el canciller, "pero tengo entendido que el alcance de un lanzagranadas no llega en ningún caso a un kilómetro". Para el ministerio nicaragüense de Relaciones Exteriores, todo el caso está montado sobre la necesidad de encontrar un pretexto que justifique acciones de mayor envergadura contra el régimen sandinista.

Tegucigalpa y Washington dan por buena la primera explicación del suceso y no parecen interesados en nuevas investigaciones. Los supuestos testigos, un camionero y un campesino, no han podido ser localizados hasta ahora y nadie ha visto tampoco el coche en el lugar de la explosión.

Se esperan acontecimientos

En la capital hondureña, el presidente Roberto Suazo reunió con carácter de urgencia a su gabinete de seguridad. El comandante de las Fuerzas Armadas de este país, general Gustavo Álvarez, declaró antes de la reunión que este incidente "traerá consecuencias graves para el gobierno nicaragetense, porque nosotros tenemos que to mar medidas".

El canciller de Honduras, Edgardo Paz, envió una nota de pro testa a la Organización de Naciones Unidas (ONU), a la Organización de Estados Americanos (OEA) y al grupo de Contadora, que desde el lunes celebra en Panamá reuniones de su comisión técnica para preparar una próxima conferencia de cancilleres centro americanos. En este documento se responsabiliza al gobierno sandinista por "cualquier incidente que pueda producirse a consecuencia del hostigamiento constante por parte del ejército regular de Nicaragua".

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