Rechazo implícito de la Unión Soviética a las propuestas de Reagan en las START
La Unión Soviética rechazó ayer implicitamente -a través de la agencia oficial Tass- las últimas proposiciones norteamericanas en las conversaciones sobre reducción de armas nucleares estratégicas (START), que se reanudaron ayer Ginebra. Según informa France Presse, un despacho de la agencia estima que estas propuestas "no modifican en nada la posición de fondo de Washington", que busca "la supremacía militar y el desarme unilateral de la Unión Soviética".Las negociaciones START, interrumpidas el pasado 31 de marzo, se reanudaron ayer en Ginebra con la solemnidad y la discreción de siempre, a las 11 de la mañana en las dependencias de la agencia estadounidense de desarme, informa Martín Polanco.
El primer encuentro de " esta cuarta fase de las conversaciones duró dos horas y cuarenta minutos y estuvo precedido, el miércoles, de una entrevista privada entre los jefes de delegación, Edward Rowny (USA) y Alexei Obukov (URSS) que remplaza temporalmente al embajador titular Víctor Karpov, actualmente enfermo.
El hermetismo de las START sigue siendo total y ambas delegaciones respetan escrupulosamente la ley del silencio, impuesta por Moscú para evitar que Washington filtre a la Prensa occidental indiscreciones que pudieran influenciar la negociación. El único compromiso es el comunicado final señalando el tiempo que ha durado la reunión y el lugar del próximo encuentro, que respetando la regla de la alternancia se desarrolla de ordinario los martes y los jueves, un día en la misión soviética y al siguiente en la agencia norteamericana de desarme.
Amabas superpotencias parecen compartir la necesidad de un acuerdo a fin de evitar un conflicto nuclear, pero Moscú no ha tenido tiempo todavía de presentar su contraoferta a las proposiciones del presidente Reagan. Los soviéticos, que según los expertos occidentales contarían con una superioridad militar del orden de tres a uno, combinando la capacidad operacional de los misiles y las cabezas nucleares, no estarían dispuestos a aceptar los planes norteamericanos. El Kremlin presiente la amenaza de las nuevas armas estadounidenses y sobre todo, de los submarinos atómicos, pero insiste en su disposición al diálogo y a "discutir seriamente cualquier proposición constructiva".
La última oferta estadounidense fija en 850 el número de cohetes intercontinentales, cifra que podría modificarse en función de las concesiones soviéticas. El número de cabezas nucleares propuesto por Reagan se situaría en 5.000, lo que supondría una reducción de un tercio de los arsenales atómicos de ambas superpotencias. El único elemento nuevo es incluir, no sólo incluir misiles y cabezas, sino también capacidad bélica y operacional de cada tipo de vector.
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