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Reagan ordena el cierre de los seis consulados de Nicaragua en EE UU

La Administración del presidente Ronald Reagan ordenó anoche el cierre de los seis consulados de Nicaragua en Estados Unidos y la salida inmediata de 21 diplomáticos nicaragüenses, como réplica a la expulsión el pasado lunes de tres funcionarios norteamericanos de la Embajada de EE UU en Managua. Un portavoz del Departamento de Estado aseguró que esta drástica decisión no supone la ruptura total de relaciones diplomáticas entre ambos países.

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El hecho equivale a una radicalización sin precedentes de las relaciones entre los dos países, en un momento en que el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes votó ayer, por 21 contra 14, a favor del cese de las acciones clandestinas de la CIA contra el régimen sandinista.Los cónsules generales de Nicaragua en Nueva York, Miami, Houston, San Francisco, Nueva Orleans y Chicago deberán abandonar Estados Unidos antes de las cuatro de la tarde del día de hoy. El resto del personal que trabajaba en esos consulados, un total de 21, tendrán hasta el próximo viernes para hacer sus maletas y salir del territorio norteamericano.

El portavoz del Departamento de Estado justificó la medida como un acto de prevención contra "las actividades de espionaje" realizadas por los consulados de Nicaragua en Estados Unidos. Por su parte, el encargado de negocios de la Embajada de Nicaragua en Washington, Manuel Cordero, consideró que "la causa de la tensión", que puede terminar en la ruptura de relaciones diplomáticas, según numerosos observadores, "es el apoyo de la Administración Reagan a nuestros enemigos, así como las implicaciones de la CIA en ese apoyo".

El portavoz oficial dijo que el anuncio de estas medidas le había sido comunicado al Embajador de Nicaragua, Antonio Jarquín, por el subsecretario de Estado interino para Asuntos Latinoamericanos, James Michel. Añadió que la expulsión de los tres diplomáticos norteamericanos de Managua fue una medida "absolutamente injustificada" y "exigía una respuesta fuerte".

Linda Pfeifel, David Noble y Loreta Rodríguez, los tres diplomáticos norteamericanos expulsados el lunes de Nicaragua bajo la acusación de haber organizado un compló para asesinar a diversas personalidades sandínistas, llegaron ayer a Miami, procedentes de Guatemala, donde hicieron una breve escala.

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Estados Unidos califica de "fantasías" las acusaciones de Nicaragua contra los tres diplomáticos expulsados

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Tanto la Casa Blanca como el Departamento de Estado calificaron ayer de "fantasías" los argumentos presentados por Nicaragua para acusar a los tres diplomáticos expulsados.

Las cadenas de televisión norteamericanas ofrecieron imágenes de la conferencia de prensa celebrada el lunes en Managua, en la que el jefe de Seguridad del Gobierno sandinista presentó las pruebas del presunto compló. Fue mostrada una botella de licor francés Benedictine, envenenado con talio, con el que se pretendía acabar con la vida del sacerdote y canciller nicaragüense Miguel D'Escoto. "Es totalmente absurdo", comentó el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes. "Es tamos considerando qué pasos va mos a dar, a la luz de esta situación", añadió, por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg. Estas palabras eran ya un presagio de la medida que sería adoptada posteriormente.

Bipolarización en el Congreso

Al margen de la veracidad o fantasía que pueda existir detrás de las causas de la expulsión de los tres funcionarios norteamericanos de Nicaragua, la polémica en EE UU se centra en las actuales acciones encubiertas de la CIA en Centroamérica, así como las realizadas en el pasado con destino a derrocar Gobiernos enemigos de EE UU. Esta radicalización del conflicto entre Managua y Washington coincide con la bipolarización del Congreso norteamericano entre los partidarios de que continúen las acciones de la CIA en Centroamérica y los defensores de ponerles fin, a cambio de conceder fondos por valor de 80 millones de dólares a los Gobiernos aliados de EE UU (Honduras, Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Panamá) para que continúen, de manera abierta, sus programas de combate contra las guerrillas.

El Comité de Relaciones Exteriores de la C ámara de Representantes fracasó en su intento de buscar un compromiso entre demócratas y republicanos para acabar con las actividades secretas de la CIA en Gentroamérica y finalmente fue aprobado el proyecto de ley contra la financiación de dichas actividades, puesto que los demócratas disponen de mayoría en el comité. Pero cuando el voto pase al Senado es muy probable que el presidente Reagan obtenga luz verde para continuar unas acciones que oficialmente nunca han sido reconocidas, pero tampoco negadas.

Los hechos confirman que el futuro de las relaciones entre Managua y Washington va por un camino de fuerte radicalización, a pesar de las declaraciones a favor del diálogo político, solicitado tanto por Managua como por los países del grupo de Contadora y por el presidente del Gobierno español, Felipe González, que dentro de dos semanas visitará Washington.

Tensa salida de Managua

El ministro nicaragüense de Cultura, sacerdote Ernesto Cardenal, declaró, coincidiendo con la salida de los diplomáticos norteamericanos expulsados, que "Nicaragua está en guerra con la Administración Reagan". Los tres funcionarios fueron despedidos en el aeropuerto de Managua por el embajador de Estados Unidos, Anthony Quainton.

Los tres diplomáticos, informa la agencia Efe desde Managua, tuvieron que pasar por trámites aduaneros y migratorios similares a los que cumplen los viajeros normales en la terminal aérea, a pesar de que la Embajada norteamericana había solicitado que los expulsados pasaran por la oficina de protocolo diplomático del aeropuerto.

Los diplomáticos se negaron a formular declaraciones a la prensa a su salida de Managua e incluso se produjeron momentos de tensión entre los expulsados y los periodistas nicaragüenses.

El trato que recibieron los fun cionarios contrastó con el dispen sado al subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos de Derechos Humanos, Gary Mat hews, que el lunes concluyó una vi sita a Nicaragua después de haber recorrido varios centros penitenciarios para comprobar el trato que reciben los presos políticos.

Mathews ha declarado que su país está preocupado porque los tribunales populares antisomocistas pueden afectar al proceso democratizador.

El plan desestabilizador organizado por la CIA, según el director general de Seguridad nicaragüense, Lenin Cerna, fue descubierto ffiediante: la infiltración entre los conspiradores de Marlene Moncada, vicecónsul de Nicaragua en Honduras. Un agente de la CIA en Tegucigalpa, Richard Smith, según la versión oficial, viajó a Managua para reclutar al teniente Jorge Restran, un oficial experto en cartografia y campeón de tiro, pero no tuvo éxito en su misión.

Fuentes del Ministerio del Interior afirmaron que los diplomáticos expulsados mantenían contacto con el abogado nicaragüense Carlos Rodolfo Icaza, quien actualmente está asilado en la Embajada de Venezuela en Managua.

La expulsión recíproca de diplomáticos coincide con la gira del enviado especial del presidente Reagan para Centroamérica, Richard Stone, quien ayer se entrevistó con el jefe del Estado colombiano, Belisario Betancur, con quien trató sobre la búsqueda de una solución pacífica para la región. Coincide también con la confirmación oficial por parte del Pentágono de la próxima salida de 100 nuevos consejeros militares norteamericanos hacia Honduras.

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