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La URSS acepta la propuesta norteamericana de firmar un nuevo acuerdo de venta de cereales

El Gobierno de la Unión Soviética contestó hace días afirmativamente a la propuesta de Estados Unidos para ultimar un nuevo acuerdo de amplia duración para la venta de cereales norteamericanos. Los dirigentes estadounidenses se muestran satisfechos de la comunicación soviética, ya que consideran que el presidente Reagan no ha dejado de reafirmar su intención de convertirse en un suministrador habitual para la Unión Soviética.De hecho, las nuevas conversaciones que se inciarán en fecha próxima significan revisar la situación anterior al embargo decretado en enero de 1980 por el anterior presidente, como consecuencia de la intervención en Afganistán, y que fue levantado en abril de 1981. Aunque el embargo norteamericano era parcial, supuso de hecho un frenazo a las compras soviéticas de cereales e introdujo graves incertidumbres en las relaciones comerciales entre las dos superpotencias.

El intercambio comercial actual es de dimensión pequeña si se tiene en cuenta el tamaño de las economías de ambas naciones. No obstante, los productos agrícolas suponen la partida más importante del comercio bilateral y representan aproximadamente las tres cuartas partes de las ventas norteamericanas a la URSS. Mientras que Estados Unidos es el mayor exportador mundial de cereales, la Unión Soviética es el primer comprador, ya que produce un 25% menos de sus necesidades de consumo.

El mercado soviético interesa a Estados Unidos, pues está más próximos que Argentina o Australia -países en los que los costes de transporte son más reducidos- y cuentan, al contrario que Canadá, con instalaciones portuarias utilizables durante todo el año.

En 1975 se firmó un acuerdo de cinco años de duración en el que se preveía la compra de al menos seis millones de toneladas de trigo y de maíz; dos millones adicionales de toneladas podrían suministrarse sin autorización especial mientras que cantidades mayores necesitarían negociaciones directas a nivel de Gobierno.

El acuerdo expiró en 1980 y Estados Unidos no quiso negociar uno nuevo para mostrar su desaprobación respecto a la política seguida por la URSS respecto a Polonia. A cambio, se prolongó anualmente.

El presidente Reagan se ha opuesto siempre al embargo sobre los cereales ya que, en su opinión, una medida de este tipo penaliza a los agricultores norteamericanos sin afectar de forma importante a la Unión Soviética.

Todo ello no tiene nada que ver, según el presidente norteamericano, Ronald Reagan, con el gasoducto euro-siberiano que va a proporcionar tecnología occidental a la URSS y préstamos, mientras que acentuará la dependencia energética de Europa frente a la URSS.

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