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"Me parece necesario estar en la música de vanguardia en la ópera", declara el tenor Suso Mariátegui

El tenor Suso Mariátegui, que vive fuera de España, en Viena, desde hace 14 años, ha triunfado en Madrid como intérprete de uno de los personajes protagonistas de la ópera Kiu, de Luis de Pablo, cuya última representación se celebra mañana, lunes. Mariátegui pertenece a esa clase de cantantes que conocen las posibilidades de su voz y son exigentes con su arte. Mozart, Rossini, Donizetti, forman parte del repertorio cultivado por el tenor canario, que declara "estar en el cambio de la música llamada de vanguardia en la ópera".

Suso Mariátegui tiene sus razones para haber aceptado el papel de Simón en la ópera Kiu, personaje que es como "un Werther de vanguardia". "Me siento español y creo un deber cantar música española. Por otro lado, me parece necesario estar en el cambio que supone la nueva música, la música llamada de vanguardia en la ópera. Y esta ópera de Luis de Pablo es, a mi juicio, la más importante que se ha hecho por un compositor contemporáneo. Es una obra inspirada, en la que la música acompaña al texto de forma concreta, fluida y con verdaderos caracteres teatrales. Donde lo poético, el lirismo, la tragedia, la angustia, etcétera se dan cita perfectamente. Yo diría que Simón, en la ópera de Luis de Pablo, es como un Werther de vanguardia"."Vi la partitura antes de aceptar cantarla, y me di cuenta de las muchas dificultades de tesitura que presentaba. Es como si estuviesen los tres tipos de tenores comprendidos en un solo rol: el tipo de tenor ligero, el de medio carácter y el tenor dramático. Yo tuve contactos, ya en enero, con el director musical, Encinar, cuando estuve en Canarias unos días. Después, he hablado con Luis de Pablo por teléfono en diversas ocasiones".

"La obra nos ha llevado un trabajo enorme a todos. Hemos pasado 21 días trabajando ocho horas diarias. Y si la crítica ha sido unánime en un sentido positivo, Yo creo que, en parte, ha sido el reconocimiento al trabajo que hemos hecho".

"Respecto al cambio con la llegada al Gobierno de los socialistas, no voy a hablar de la vida musical en Madrid y Barcelona, la cual, en líneas generales, me parece buena. Tal vez, si yo pudiera organizar la música, hiciese algunos cambios, pero esto no viene al caso, porque las opiniones de los artistas se toman siempre por utópicas, menos cuando los artistas llegan a papa, como Wojtyla; a presidente, como Reagan, o a ministro, como Melina Mercouri. Entonces son ellos los que tienen que soportar los problemas de los artistas".

Política cultural

"Por otra parte, el problema del Ministerio de Cultura español es la falta de dinero. Sin dinero no se puede hacer nada, pero el poco que se tenga debemos saberlo administrar. Leí en Viena que al nuevo Gobierno español te gustaría hacer un tipo de cultura socialista a la austríaca. De la capital, Viena, no hablaré, pues todo el mundo sabe que, junto a Londres, es la capital musical europea más importante. Pero si nos fijamos en ciudades como Linz, Klagenfurt, Salzburgo, Innsbruck y Graz, allí la ópera, el drama, la opereta y el concierto funcionan entre ocho y nueve meses al año perfectamente. Esto se mantiene gracias a una estupenda política cultural. Yo tengo amigos dentro de esta política, como organizadores de la vida cultural en Austria, lo que a mí me gustaría hacer en mis islas, en Canarias, el día que me retire. Y anotando con papel y lápiz los gastos de todo (cachés de los artistas, presupuestos, decorados), te quedas asombrado al ver que con 500.000 chelines (3.500.000 pesetas) se puede montar un Don Carlos de categoría. Y esto se debería hacer en España, pero echando mano de los artistas jóvenes con talento buscándolos por los teatros del mundo, sin tener que recurrir a la habitual historia del divo, ya que si no hay divo no va la gente al teatro"."La gente debe ir al teatro a escuchar a Verdi, a Puccini, a Donizetti o a Mozart, no a los divos. Y este vicio está superado en las provincias austríacas, pero no en las españolas. Debería haber en Madrid una ópera estudio en la que se iniciasen los cantantes jóvenes, comenzando a cantar por las regiones autonómicas, para pasar luego a la Compañía Nacional de Ópera, cuya inexistencia en España resulta increíble. Convendría hacer montajes propios, evitar la improvisación y preparar obras sencillas, que se pueden montar con escaso presupuesto".

"Pero, en España, muchas veces montamos una ópera en base al divo y con el resto del reparto malísimo. Ahora, en los teatros europeos, decir que eres tenor español es una garantía para ser bien mirado. ¡Somos ya tantos haciendo carrera por el mundo!"

"El teatro vive y vibra cuando se trabaja seriamente, con tiempo. El resto se convierte en rutina, comercio discográfico y falsa propaganda. Me parece que incluso las obras más representadas necesitan de una larga preparación. Odio trabajar una ópera tres días antes de la representación, con prisas. Así no puede haber drama, ni hondura expresiva, ni nada".

"Yo estaría muy dispuesto a acompañar, como intérprete, a cualquier miembro del Ministerio de Cultura que deseara informarse sobre la realidad operística centroeuropea, sin cobrar ni dietas ni viajes, sino por gusto de comprobar con ellos el sistema utilizado por las provincias de Austria y Alemania. Cómo funcionan, y a qué bajo costo, teatros que no son los de las grandes capitales".

"La iniciativa privada, apoyando a la ópera, es también fundamental. Fíjese en el caso del señor Portabella, en Barcelona. Él es un auténtico mecenas para su ciudad. Y conste que la ópera es un espectáculo que da de comer a mucha gente".

"No tengo agentes que lleven mi carrera en España. Con los grandes agentes de la ópera, esos que lanzan a los artistas, tengo tan sólo una amistad de sonrisas cruzadas".

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