Reagan pide un fuerte aumento de la ayuda militar norteamericana a Centroamérica
El presidente Ronald Reagan ha pedido al Congreso norteamericano que dé su visto bueno a un incremento de 298 millones de dólares en la asistencia militar y económica norteamericana para Centroamérica. El objetivo que se pretende con esta aportación es ayudar a la región hacer frente a "la ofensiva comunista", para evitar con ello una implicación directa de Estados Unidos. La Casa Blanca ha asumido en las últimas semanas, tras algunas fricciones con el Departameneto de Estado, un control más directo sobre la política en el área,
"La seguridad de Estados Unidos está en juego", declaró Reagan en un discurso pronunciado ante la Asociación Nacional de Fabricantes, intervención en la que acusó a la Unión Soviética de apoyar la insurrección en El Salvador y en toda Centroamérica, para "destruir la capacidad de Estados Unidos de ayudar a Europa en caso de emergencia y de actuar en otras regiones del mundo más lejanas".Dada la precaria situación que atraviesa El Salvador -para Reagan una ficha de dominó que podría derribar a las restantes si cae-, el presidente se propone dedicar 110 millones de dólares del paquete para ayudar al Ejérciro salvadoreño en su lucha contra la guerrilla. Veinte millones irían a otros países, también en concepto de ayuda militar, mientras que los restantes 168 se dedicarían a ayuda económica. El Salvador cuenta en el actual año fiscal con una ayuda militar norteamericana de veintiséis millones de dólares.
Reagan ha presentado el esfuerzo financiero extraordianrio que pide para el año fiscal de 1983 como el precio a pagar para evitar que EE UU se vea mezclado en enfrentamientos armados en El Salvador, y así se lo ha hecho saber a los congresistas, hasta ahora reticentes a desbloquear estos créditos. El número de consejeros militares en el país centroamericano es ahora de 55, pero su número "depende de los recursos disponibles", dice el presidente.
Del total de la ayuda militar, cincuenta millones irían dedicados al adiestramiento de soldados salvadoreños en la lucha antiguerrillera, entrenamiento que se llevaría a cabo en Estados Unidos o en la zona norteamericana del canal de Panamá, lo que evitaría incrementar el número de consejeros militares. En ningún caso, dice Reagan, se enviarán soldados norteamericanos a combatir en El Salvador, promesa con la que el presidente pretende disipar los temores a una nueva aventura de tipo vietnamita que se han extendido por el Congreso. Ronald Reagan se esfuerza por convencer al Congreso de que no busca una "solución militar" a la crisis centroamericana, y ha hecho saber que apoyará las negociaciones que se preparan entre los países del área y Nicaragua. Además ha abogado por la negociación entre el Gobierno y la oposición salvadorefla para permitir la "participación de todos" en unas elecciones "libres y no violentas".
En las últimas semanas, la Casa Blanca ha ido asumiendo el control de la política sobre El Salvador tras algunas fricciones con el D. epartamento de Estado. Ahora es William Clark, por parte del Consejo de Seguridad Nacional, quien dirige una política que durante el último año y medio ha dependido de Thomas Enders, secretario de Estado adjunto para Asuntos Interamericano s.
La falta de coordinación entre la Casa Blanca y el Departamento de Estado llevó, por ejemplo, a que aquélla ignorase el viaje que Enders realizó a Madrid el mes pasado, en el que se entrevistó con Felipe González.
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