El Ministerio de Sanidad y Consumo investiga la posible peligrosidad de las espumas aislantes de formaldehido
Un matrimonio domiciliado en Madrid ultima la documentación necesaria para la presentación de la que sería la primera denuncia judicial en España contra una empresa instaladora de espuma aislante compuesta de formaldehido, producto presuntamente causante de diversos trastornos de la salud, y sobre el que la Organización de Consumidores y Usuarios ha cursado notificación de unos cincuenta casos al Ministerio de Sanidad y Consumo. Asimismo, el pasado lunes, el director general de Inspección del Consumo, Juan Miguel Ponz, comunicó en una conferencia de prensa que el Instituto Nacional de Toxicología remitirá en breve al Ministerio de Sanidad y Consumo un informe sobre dicho producto.
Los presuntos problemas de salud que origina el formaldehido de las espumas aislantes no se detectan inmediatamente tras la inyección en paredes o techos, razón por la que las patologías que supuestamente produce no se relacionan con dicho producto, según ha señalado un matrimonio que se considera afectado por una de estas instalaciones, después de haber realizado un amplio recorrido por numerosos departamentos ministeriales en busca de información oficial sobre este tema.Las autoridades, tanto de la Administración central como local, tienen numerosas referencias del problema, pero no existe todavía ningún control, ni medidas al respecto. Sólo una legislación "exigua y que ni siquiera conocían completa en Sanidad", según el aludido matrimonio.
El caso de esta familia, por una casual circunstancia, ha sido considerado "muy claro" por parte de algunas autoridades, en cuanto a la posible relación entre la espuma de ureaformol y varias afecciones, tanto que se espera que sirva de punto de partida para una investigación a fondo. Los edificios (públicos y privados) donde se han instalado espumas aislantes con formaldehido en nuestro país se cuentan ya por centenas de millares.
A mediados de diciembre pasado, el citado matrimonio encargó a la empresa Aislanter SA que aislara las paredes de su chalé, en la calle de Monteverde, número 1, de Madrid. Dichas paredes son de unas características peculiares, pues la superficie que limita el espacio habitable no es de rasilla, al estilo tradicional, sino de planchas de yeso. Esta circunstancia propició las emanaciones del gas en cantidades excepcionales respecto a los índices habituales.
Aislanter SA hizo el trabajo, pero la factura la extendieron a nombre de Termalón, con explicación de que ambas empresas eran la misma. "Dos obreros llegaron a casa con un cubo en el que traían la resina y otro que llenaron de agua caliente. Hicieron la mezcla a través de un compresor que inyectaba la espuma", relata el ama de casa. Según su descripción, la espuma fue absorbida por el yeso. "Fue una chapuza. Les advertimos de cómo eran las paredes y dijeron que no había problema"
Ambiente insoportable
El matrimonio y sus dos hijos, un niño de siete años y una niña de seis, tuvieron que irse a un hotel ese mismo día porque "el ambiente era insoportable en la casa". Al día siguiente, llamaron a Termalón. Les contestaron que contactaran con Aislanter. Los afectados replicaron que "las dos empresas eran la misma" y por fin pudieron exponer su queja. Se acordó una cita de las dos partes para el día siguiente, pero el responsable de la empresa, Carlos Just Bravo, no compareció. A partir de ese momento, "siempre estaba de viaje cuando lo llamábamos", dice este matrimonio.El marido remitió al empresario una carta notarial, el día 10 de enero, y un telegrama comunicándole que el Instituto Nacional de Calidad de la Edificación, del Ministerio de Obras Públicas y Urbanisino, iba a hacer una medición de las emanaciones de gas, a la cual se invitaba a la empresa instaladora, "pero no asistió nadie de la misma". Posteriormente, estos afectados comunicaron a Aislanter los resultados de la medición: en algunas habitaciones las emanaciones alcanzaron cinco partes por millón.
"El día 18 de enero se les citó para un acuerdo previo a la querella que íbamos a interponer. No acudieron. El INCE volvió a realizar análisis. El día 31 de enero lo hizo el Ayuntamiento de Madrid, con presencia de funcionarios de Sanidad. Sanidad no tenía aparatos para hacer la medición, pero se brindaron a levantar el acta, que la necesitábamos para presentar la denuncia judicial".
El día 11 de febrero se produjo un encuentro personal entre la familia afectada y la empresa instaladora, "después de que un periodista de TVE los visitara", dice el matrimonio. "Les pedimos que retiraran toda la espuma y no nos han vuelto a contestar".
En los dos meses transcurridos, esta familia, según afirma el matrimonio, ha sufrido varios trastornos de la salud. "Faringitis, sequedad de la piel, congestión de las fosas nasales, agitación, y, sin embargo, flojedad, fuertes palpitaciones, una extraña presión en la cabeza", entre otros síntomas.
"Notábamos cómo la contaminación era variable. Supimos después que se debe a la incidencia de la calefacción, del sol, del viento, de la humedad, etcétera. Finalmente, tuvimos que abandonar la casa". La esposa, al sentirse enferma, acudió al médico de cabecera, al que puso en antecedentes sobre la citada espuma. A partir de aquí, el matrimonio inició una serie de consultas en numerosos centros oficiales de los Ministerios de Comercio, Industria, Obras Públicas, Trabajo y Sanidad. "En todos los sitios han oído hablar de la espuma . de ureaformol; incluso parece que existe una comisión interministerial creada para estudiar este tema, pero que nunca se ha reunido".
Niveles legales de inmisión del gas
La empresa Incohinsa, colaboradora del Ministerio de Industria y Energía en materia de medio ambiente, ha redactado un informe a petición de esta familia para "valorar las concentraciones de formaldehido" en la citada vivienda, "determinar la compatibilidad de los síntomas manifestados por los interesados con la sintomatología de la exposición" al mencionado gas, y "analizar el origen del problema y su posible solución". Firma el informe el ingeniero industrial Vicente Riveira.Incohinsa se remite a la legislación vigente. Un decreto de 1975, que desarrolla una ley de 1972, establece los valores límites de las concentraciones de inmisión para ambientes industriales (5 ppm). Pero el Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y Peligrosas, de 1961, señala que las concentraciones máximas permitidas serán la treintava parte de aquéllas para los casos no determinados en aquel decreto. Incohinsa señala que es el caso del formaldehido, cuyo límite de inmisión, por tanto, sería de 0'167 ppm. En la documentación y legislación comparada que utiliza esta empresa para su informe, hay referencias a la prohibición del formaldehido en Estados Unidos en abril del año pasado, en base "al riesgo de daño para la salud, irritación, sensibilización y cáncer que su utilización puede ocasionar en los usuarios".
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