Tres musicólogos españoles reciben un homenaje en la Fundación March
La Fundación March de Madrid dedica durante el mes de enero un homenaje a los musicólogos Samuel Rubio, Santiago Kastner y Miguel Querol. Ajeno como suele estar el mundo de la cultura al trabajo de nuestros musicólogos, el homenaje me parece, más que justo, reparador. La musicología española vive un período de brillante actividad, acaso el mejor de toda su historia si consideramos las cosas de una manera global.
Rubio y Querol cumplen en 1983 los setenta años; Kastner está al borde de los tres cuartos de siglo. Lo hecho por todos y cada uno de tan ilustres musicólogos constituiría, por sí solo, un corpus de extraordinario interés, del que la música española se beneficia desde hace tiempo.
El triple homenaje -dice el ofrecimiento de la Fundación- quiere ser "un acto de gratitud y reconocimiento de toda una vida de trabajo, gracias a la cual el conocimiento y disfrute de nuestro pasado musical ha mejorado sensiblemente".
Estudio, catalogación, transcripción, análisis e investigación, todos los aspectos característicos de la tarea musicológica, han puesto en manos de los interesados notables monumentos de nuestro pasado: la edad de oro de que hablaba Higinio Anglés, bien se trate de polifonía, religiosa o profana, del legado para instrumentos de tecla, del villancico barroco o de ordenar y editar catálogos de catedrales,y monasterios.
Hilarión Eslava
Si directa o indirectamente los grandes musicólogos españoles de hoy proceden del esfuerzo inmenso de Hilarión Eslava y Felipe Pedrell, del saber más reciente de Higinio Anglés, de aportaciones como las de un Mitjana, hombres como Rubio, Querol y Kastner cuentan a su vez con discípulos que son maestros, tal los que en el libro-programa editado por la Fundación estudian las personalidades de los homenajeados: Luis Hernández, Antonio Martín Moreno y Esther Sala.Uno de los aspectos valiosos -entre tantos- de la actual musicología española es el de su carácter vivo. Junto al documento y la búsqueda, como resultado del estudio en las bibliotecas y fondos, lo investigado cobra vida en lo que es último y principal destino de la música: sonar, tornarse comunicación.
Por lo mismo, cada homenaje lleva la compañía de pentagramas que los tres musicólogos han hecho posible.
Ayer, Samuel Rubio (León, 1912) tuvo obras de Soler para órgano y clave, interpretadas por Del Barco y Cano; el próximo miércoles, -Miguel Querol (Tarragona, 1912) transparenta su dedicación a través de los cancioneros de la Colombina Medinaceli, Romances y letras a tres y Tonos humanos, cantados por el Cuarteto Tomás Luis de Victoria; el día 26, Santiago Kastner (Londres, 1908), un musicólogo portugués cuya ocupación abarca la música ibérica, escuchará al organista Más y Bonet páginas de Cabezón, Correa, Carreira, Coelho y Seixas.
Después de los actos, con menos pausa que prisa, Rubio, Kastner y Quero continuarán -cada una en su rincón- la tarea que llena sus existencias.
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