La Iglesia católica pide el inmediato restablecimiento de la democracia en Chile
Un enérgico llamamiento formulado por la Iglesia católica para el res tablecimiento de la democracia en Chile, con el fin de evitar "una posible tragedia", introdujo ayer un nuevo elemento en favor de una salida política para superar la peor crisis desde que asumió el poder el Gobierno militar, hace nueve años.
La inesperada declaración de la Iglesia se produjo en momentos en que el presidente, general Augusto Pinochet, se dispone a anunciar los mecanismos definitivos para el retorno de miles de exiliados que buscaron asilo político en otras naciones o fueron deportados tras la caída del régimen civil del socialista Salvador Allende.Pero la voz de los obispos también coincidió con las acciones cada vez más visibles de una oposición moderada e izquierdista, a la que se sumaron en las últimas semanas grupos de industriales, agricultores y comerciantes que, hasta hace poco, expresaban su apoyo bierto al régimen militar.
Por primera vez desde 1973, los 33 prelados que conforman la conferencia episcopal, enjuiciaron los motivos que entonces tuvieron las Fuerzas Armadas para terminar con "la vía chilena al socialismo" y objetaron la prolongación de esta intervención castrense.
Interrupción injustificada
Los máximos representantes de la iglesia chilena dijeron en su mensaje que "los abusos que haya habido no justifican una interrupción tan larga en la vida normal de la nación", advirtiendo además que "esto no es sano y nos ha traído las consecuencias que ahora lamentamos"."El renacer de Chile exige tres condiciones fundamentales" señalaron, "el respeto por la dignidad humana, el reconocimiento del valor del trabajo y el regreso a una plena dernocracia".
"Abrir los cauces de participación política es una tarea urgente -agregaron-, antes que el nivel de las tensiones provoque una posible tragedia".
El mensaje episcopal recogió en este sentido el temor de diversos sectores que incluyen al ex integrante de la Junta Militar, general Gustavo Leigh, frente a una polarización de la sociedad chilena que podría desencadenar situaciones de violencia política.
Esas inquietudes se acentuaron en los últimos meses, en medio de una crisis económica que solo tiene precedentes en la gran depresión de los años treinta y que dejó sin empleo a una cuarta parte de los trabajadores, redujo drásticamente la producción y elevó los niveles del endeudamiento externo y las deudas de los particulares con el sistema financiero interno.
Reunión democristiana
La democracia cristiana, situada en una oposición moderada y fuertemente vinculada a la iglesia, decidió ahora asomarse por entre los velos del receso político oficial, cuando quinientos de sus cuadros se reunieron el pasado fin de semana "para analizar la crisis".El encuentro, celebrado en el mismo balneario costero de Punta de Tralca, donde los obispos habían preparado su menaje, tuvo por objeto redactar "un proyecto de alternativa política" para sacar a Chile de su actual encrucijada, según dijeron dirigentes de esa comunidad.
Reunidos bajo la presidencia de su líder Gabriel Valdés, que fue canciller durante el Gobierno democristiano de Eduardo Frei (1964-1970), economistas, sociólogos, juristas y otros profesionales, examinaron esa aIternativa sobre la base de un enfoque crítico al modelo de economía liberal y gobierno autoritario vigente en Chile.
La idea central, expuesta por Valdés, fue el establecimiento de un "pacto social" entre autoridades, empresarios y trabajadores, encaminado a salvar los problemas inmediatos y, retomar los canales del desarrollo.
Algunos de los asistentes a este debate habían participado días antes en una reunión celebrada "en algún lugar de Santiago", con ex parlamentarios y, políticos desde conservadores hasta socialistas moderados, donde lanzaron un proyecto de desarrollo para un consenso nacional, movimiento político que ya se conoce bajo la sigla de PRODEN.
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