José Manuel Garrido, candidato a la Dirección General de Música y Teatro
José Manuel Garrido, murciano, 37 años, diputado a Cortes por esta región y que hasta las elecciones generales ha sido el responsable directo de la política cultural del PSOE en todas las instituciones murcianas, es el candidato del Gobierno para ocupar la Dirección General de Música y Teatro del Ministerio de Cultura. El titular de este departamento, Javier Solana, tiene desde hace días sobre su mesa la biografía del candidato, que, al parecer, le disputa el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, que preferiría que Garrido continuase en la Comisión de Cultura del Congreso.
El nombramiento de Garrido como director general de Música y Teatro estuvo a punto de salir en la última reunión del Consejo de Ministros. Sin embargo, ciertos nombramientos -entre ellos el del político murciano- quedaron congelados porque algunos dirigentes socialistas, entre ellos Guerra, no son partidarios del trasvase de algunos parlamentarios para puestos de confianza en la Administración.Estos nombramientos conllevan la renuncia inmediata al acta de diputado, de acuerdo con las incompatibilidades establecidas por el PSOE. Ello sería el principal motivo por el que no había ningún parlamentario entre los últimos cargos nombrados en el último Consejo de Ministros.
El probable nombramiento de Garrido ha sido recibido con clamor en medios teatrales, así corno en el ambiente teatral del partido socialista. Este hombre, que encabezó en Murcia la lista al Congreso de los Diputados como el político regional con mejor imagen, ha tenido una brillante gestión política como responsable del programa cultural en la región. Su verdadera pasión es el teatro, aunque está licenciado en Biología y es profesor agregado de instituto en Ciencias Naturales.
En Murcia se ha ocupado con especial atención de las actividades teatrales, al impulsar un festival internacional de teatro en la calle que va camino de su cuarta edición. Por otra parte, Garrido recibió en el teatro Rornea de Murcia todos los cielos de teatro latinoamericano que patrocinaba Certal y además ha fomentado la creación de una compañía regional de teatro estable, la Julián Romea, que dirige César Oliva.
Por otra parte, el candidato a la dirección general tiene una amplia experiencia personal en el mundo del teatro. Vinculado al mismo desde los catorce años, primero, participó en las actividades de los grupos murcianos Arlequín y Teatro Universitario. Entre 1968 y 1971 dirigió el teatro universitario de Madrid y fue director adjunto del teatro María Guerrero. Por aquel entonces dirigió una obra que tuvo gran éxito: Tiempo del 98, de Juan Antonio Castro.
En el campo musical, la actividad de su departamento se inclinó por el montaje de una orquesta regional de jóvenes, cuyo titular es Benito Lauret. También ha organizado el Festival Internacional de Jazz, que se celebra anualmente en Murcia durante la primavera, y ha hecho posibles muchos cursos para bandas infantiles.
Ley de teatro de la Generalitat valenciana
Profesionales valencianos del teatro se reunieron en Valencia desde el día 16 hasta el pasado domingo en un debate conjunto, informa Jaime Millas, y acordaron como tema prioritario la promulgación por la Generalitat valenciana de una ley de teatro.Para estos actores, directores, críticos y creadores -convocados por la Consejería socialista de Cultura para las I Jornadas de Teatro-, esta ley debería recoger el hecho teatral como un servicio público.
La futura ley de teatro, además de entender el hecho teatral como un servicio público, deberá regular la normativa laboral de los trabajadores de teatro y reunir los criterios del conjunto de los profesionales de este ámbito cultural. Tras conocer los resultados de estas jornadas, el consejero de Cultura, el socialista Cipriá Ciscar, se compromete a constituir en el plazo de un mes el consejo asesor de teatro, que elaborará el proyecto de ley sobre teatro, que será discutido y aprobado por el Gobierno de la Generalitat.
Ciscar aseguró que asumía las conclusiones de estas jornadas, que han supuesto "comenzar a trabajar para saber dónde estaban situados los problemas del teatro", y se mostró partidario de favorecer "el esfuerzo del creador, porque es, en definitiva, quien configura la imagen de una sociedad".
