1983, el año de los Pershing 2 y Cruise
La Alianza Atlántica despide el año 1982 muy unida en cuanto a sus relaciones con el Este, al margen de los conflictos económicos, y 1983 será un año decisivo con el comienzo del despliege de los euromisiles Pershing 2 y Cruise. La OTAN ha reafirmado la solidaridad de todos sus componentes y la determinación de modernizar su arsenal nuclear si fracasan las negociaciones de Ginebra.
La cuestión crucial será el comienzo de la instalación de 572 euromisiles en la RFA, Reino Unido, Italia, Bélgica y los Países Bajos. Caspar Weinberger recibió el pleno apoyo de sus aliados -con la excepción de Grecia- para que se aplique esta decisión histórica, que se adoptó en 1979, a petición de la RFA, para responder a los amenazantes misiles soviéticos SS-20.
En opinión de algunos especialistas, la URSS se negará a reducir el número de sus SS-20 (340 actualmente) si la OTAN comienza su programa de despliege de euromisiles.
Para algunos países occidentales, donde los movimientos pacifistas o neutralistas son potentes, existe el convencimiento de que es necesario favorecer la negociación con la URSS para que no se lleve a cabo el plan nuclear.
En tal dilema, los Gobiernos de Londres, Roma y Bonn han expresado su propósito de autorizar el programa de euromisiles si no se alcanza ningún acuerdo en Ginebra. Las administraciones belga y holandesa supeditan la decisión definitiva de instalar los misiles al desarrollo de las conversaciones en la ciudad suiza.
La movilidad de los SS-20, cuyas rampas de lanzamiento están sobre camiones, hacen de estos misiles, equipados con tres cabezas nucleares independientes y un alcance de 4.500 kilómetros, unas armas terribles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.