La devaluación de la peseta
(... ) El secreto se había guardado muy bien. Portavoces del Gobierno socialista habían afirmado repetidamente que no habría devaluación. Enrique Barón había explicado por la radio las razones para no devaluar. Las ventajas para la exportación serán mínimas, mientras encarecería mucho las importaciones. Por otra parte, los países más exportadores del mundo, como Alemania y Japón, no devalúan, por el contrario, revalúan sus monedas. Pero el más significado economista de la oposición, Lasuén, había comentado: Tendrán que devaluar. Y cuanto más tarde lo hagan, la devaluación será más grande. ( ... )La situación económica que los socialistas han heredado es casi catastrófica. El déficit estatal previsto para 1983 será enorme. El déficit de la Administración pública representa el 5% del producto nacional bruto, y existe un ritmo de crecimiento que puede resultar incontrolable. Por otra parte, la inflación llega al 15%, los parados son dos millones.
Frente a esta situación, que permite un margen de maniobra extremadamente reducido, parecen utópicos los planes expuestos por Felipe González: reducción de tres puntos de la inflación en 1983, crecimiento del producto nacional en 2,5% y creación de 800.000 puestos de trabajo. Puede ser que la devaluación proporcione un momento de respiro.
6 de diciembre
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