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Gabriel García Márquez pedirá comprensión a Europa en la ceremonia del Nobel de Literatura

En seis holandesas a doble espacio, el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, se dirigirá hoy a Europa en la ceremonia de entrega del galardón instituido por la Academia Sueca. "Son seis cuartillas en las que pido comprensión y me quejo de que Europa no se dé cuenta que hay otros lenguajes y otros modos de interpretación de la realidad". "Soy consciente de que cada palabra que diga tendrá repercusión mundial. Este discurso es lo que más me ha costado escribir", declaró ayer a los periodistas el famoso escritor colombiano.

Vestido de marrón, cubierto con una gabardina azul marino, que descubría un foulard, ajuego con el pantalón, el colombiano Gabriel García Márquez llegó al aeropuerto de Barajas por la sala de autoridades. "Ha sido una sugerencia de Presidencia", alguien comentó. Y allí estaba para recIbirle el director general de CinematografÍa y de Promoción del Libro, Matías Vallés. Habló por teléfono con el ministro de Cultura, Javier Solana, y anunció que a su vuelta de Estocolmo se reuniría con el presidente del Gobierno, Felipe González, "del que soy muy amigo".No hubo tiempo para tomar unas sopas de ajo, como había previsto Carmen Balcells, su agente literario, y Gabo, como le llaman sus amigos, quiso encontrarse con un grupo de amigos que vuela desde Bogotá a Estocolmo para presenciar la entrega del máximo galardón de literatura. "Tengo entendido que mi amigo Escalona ha compuesto un vallenato para la ocasión. También sé que interpretarán cumbias, y yo he llegado a un acuerdo con la Academia en cuestión de protocolo". "A la entrega del premio iré, no con la guayabera, como se dijo, sino con el liqui-liqui, el traje que llevaba el coronel Aureliano Buendía, y en la cena con el rey utilizaré el frac, aunque, eso sí, adornado con una rosa amarilla". Y García Márquez se extiende en el origen de este traje europeo de gala, que lo inventó Goethe, "por lo que originariamente fue una vestimenta de bohemios e, incluso, de revolucionarios". García Márquez no eludió ninguna pregunta, pero mostró su contrariedad cuando alguien mencionó al poeta Valladares, recién liberado por el régimen castrista después de permanecer más de veinte años en la cárcel. "Me llama la atención que me hagan esta pregunta. Pero contestaré que yo fui el intermedíario entre el presidente francés, Franrois Mitterrand, y el cubano, Fidel Castro, para obtener la libertad de Valladares. Lo que pasa es que me gusta actuar sin que nadie se entere. Siempre pensé que era un problema innecesario para mucha gente y era mejor solucionarlo. Después de los años que ha pasado en la cárcel pienso que la pena podía considerarse ya cumplida. Pero para saber si es poeta es mejor remitirse a sus libros".

García Márquez, que llegó a Madrid, vía La Habana, "porque los norteamericanos siguen negándome la visa para entrar en su país", piensa que la prohibición se debe a una venganza, y está pensando seriamente en negar su autorización para que sus obras sean editadas en Norteámerica. "Sólo me han concedido la visa de entrada cuando ellos han solicitado mi presencia. Ya es hora de que me la den cuando yo la pida".

Una vez más el escritor volvió a repetir que sus obras tienen más realismo que fantasía, y que tiene a medio escribir una nueva novela, solamente de amor, una novela donde todo el mundo es feliz. A ver si se pone de moda de una vez la felicidad".

La concesión del Premio Nobel lo considera como una catástrofe: "No he podido negarme a cambiar el ritmo de mi vida y sólo he podido escribir en este tiempo el discurso de la Academia". "Soy consciente de la repercusión que, a nivel mundial, tendrá lo que yo diga. Por eso no me puedo permitir el mínimo error y, por otra parte, tenía que decirlo con un discurso corto. La Academia Sueca permite un discurso de veinticuatro holandesas a doble espacio, pero yo he hecho seis porque me parece una barbaridad estar más de una hora hablando".

Entre sus planes figura dirigir un periódico en Bogotá. "Creo que la amnistía que ha decretado el presidente del Gobierno, Belisario Betancur, es un triunfo de la guerrilla y de la izquierda colombiana. El presidente ha demostrado tener mucho coraje al enfretarse con intereses muy fuertes que impedían la paz en Colombia".

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