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El escritor Juan Gil-Albert se siente 'un anarquista casi en la medida en que soy un místico'

El escritor recibió el Premio de las Letras del País Valenciano

"Me siento como un anarquista casi en la medida en que soy un místico, y un místico en la medida en que soy un anarquista", se citaba a sí mismo Juan Gil-Albert, en una intervención que denominó Breve historial tardío sobre mi suerte, en el acto en que le fue entregado el Premio de las Letras del País Valenciano. El acto se celebró dentro de la jornada inaugural del Primer Encuentro de Escritores del Mediterráneo.

El escritor hizo un recorrido literario por su vida y su obra, que culminó como "breve obsequio", según dijo, con unas citas de su Breviarium Vitae y el poema Mi nostalgia."El anarquismo", decía el escritor prosiguiendo con su cita, "no es el desorden, ni el misticismo la beatería. Son dos vivencias, más que concepciones que andan juntas, algo así como la suma libertad y la suma entrega. Suena a antitético, pero no lo es. En mí conviven con un aliento común".

Tanto el propio Gil-Albert como el lingüista César Simón se refirieron en sus discursos del largo exilio interior que durante más de veinte años hubo de sufrir el escritor y de la reciente revelación de la amplia obra escrita entonces.

"Hoy mi ciclo se ha cerrado", decía el poeta Gil-Albert, "o, más propiamente al revés, podría decirse que sus puertas han quedado abiertas; con retraso, es verdad, pero ya para siempre, esperémoslo, y de signo minoritario. Sí, ¿por qué no? Las minorías son tan permanentes como las aglomeraciones, pero funcionan y suenan con distinto calibre".

Según manifestó César Simón, la obra de Gil-Albert, "realizada en su mayor parte desde el regreso del exilio de su autor, en 1947, había sido escrita, si no a contrapelo, por lo menos relativamente al margen de lo que en España, y aun fuera de ella, se llevaba y se llevaría en literatura".

Sin embargo, muchos de sus contenidos, "y su personalidad misma como entidad literaria, iban a llamar poderosamente la atención tiempo más tarde, como sí Gil-Albert se hubiera adelantado a su mismo tiempo en veinte años".

Para César Simón, desde la perspectiva actual, sus libros "se nos aparecen mucho más vivos y actuales que la mayor parte de lo que se escribía por entonces". La obra de Gil-Albert debería esa actualidad "a una antropología y una ontología afirmativa, y al hecho de haberse escrito desde fuera de cualquier condicionamiento puritano. El escritor "había apostado por la vida, en toda su integridad y complejidad, y de este asentimiento plenamente vivido y asumido habría que extraer las razones animadoras de su fuerte e inconfundible personalidad formal, es decir, literaria".

El mundo desde la soledad

En cuanto a las características de la obra de Gil-Albert, el lingüista Simón cita "el valor inestimable de la forma, hartos como estábamos del prosaísmo de la literatura de carácter comprometido, que no otra cosa había sido la estética del realismo, en esto absolutamente paralela a la burguesa", y añade que lo peculiar del escritor valenciano "consiste precisamente en haber hecho suyo el mundo, desde su soledad, como él en algún lugar afirma".Por otra parte, señala "una naturalidad en la manera de referirse a los asuntos del cuerpo", la aceptación de la vida "como algo que puede ser, que se puede realizar", y los juicios de carácter anarquista que salpican la obra de Gil-Albert como algunas de las claves de su modernidad.

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